El Real Zaragoza, que dio un larguero en el último minuto y se queda abajo con el Eldense, deja escapar el triunfo ante un Huesca rendido casi en exclusiva a su carrilero, imparable para todos (1-1)
La SD Huesca quería salir sin heridas de La Romareda y lo consiguió. Vino a por el empate y se fue con él. Con todas las bajas que había sufrido contra el Racing, casi toda su columna vertebral defensiva, nunca buscó la victoria frente a un Real Zaragoza que la tuvo de chiripa, a balón parado como es tradición en la era Gabi Fernández, en un córner que Arriaga remató con el muslo dentro de la portería de los altoaragoneses al principio de la segunda mitad. También estuvo cerca de llevarse los tres puntos en un torpedo de Moya en el último minuto que estalló en el larguero. Porfió a su manera por el triunfo y de habérselo llevado, nadie se habría extrañado. No por la calidad de su fútbol ni la variedad de sus ocasiones, reducidas en todo el partido a un potente disparo de Guti que Juan Pérez desactivó estirando su brazo hasta lo imposible, sino porque le puso más interés frente a la mole oscense, capitaneada por un Jeremy Blasco con galones de mariscal. El punto da para lo justo, para mantener la distancia de dos con el Eldense, con quien el Real Zaragoza se queda lo que resta de temporada para dilucidar cuál de los dos se va a Primera RFEF. El Málaga ganó al Castellón y se despegó de ese minigrupo de penitentes.
El encuentro no tuvo historia más allá de los goles, los empellones de los locales como única arma intimidatoria y la calma ordenada del Huesca para congelar sus emociones y refrigerar las de su fogoso e impaciente rival. La salsa en ese plato vacío se limitó a las urgencias del Real Zaragoza, que salió con seis cambios en otra decisión peculiar de Gabi Fernández sobre todo por las apuestas de Francho de lateral derecho, Calero de izquierdo y esa extraña pareja de extremos interiores que constituyen Adu Ares y Ager Aketxe, una sociedad caducada desde el pleistoceno del otro Fernández pero en la que el entrenador madrileño piensa que hay algún remedio mágico. El técnico, dentro del apartado académico, recuperó a Lluís López, Arriaga y Soberón y, por fin, encajó en el once a Pau Sans, aunque tan pegado a la cal para que Aketxe interviniera por dentro que el atacante apenas pudo explotar sus virtudes naturales. La primera parte fue una losa sin inscripción alguna, un paseo mortecino entre el respeto y la falta de recursos. La segunda la animó Guti y ese tanto del mediocentro hondureño que hizo soñar a La Romareda en una fuga de la pesadilla del descenso. Nada más lejos de la realidad.
El Real Zaragoza, con un adversario amurallado, sólo tenía que estar atento a un par de asuntos mundialmente conocidos para no dejarse sorprender: la velocidad de Soko y las carreras ondulantes de Gerard Valentín por un carril que cuando lo coge lo hace suyo. El camerunés, muy retrasado, cuando intentó alguna aventura acabó en la celda de Jair y Lluís López, pero el Huesca le hizo el timo de las estampitas de Valentín, que quemó las llantas de todos los que se cruzaron por su autopista. Primero las de un Gabi Fernández que debería haber hecho todo lo posible para evitar semejante sangría con un doble lateral, y después las de Calero, Ares y Tasende, a los que sacó un cuerpo en cada duelo. En uno de ellos, llegó al fondo, levantó el periscopio y vio a Kortajarena, quien con un movimiento sutil de desmontaje convirtió a Jair en estatua de sal y batió a Poussin. Los guantes del meta francés ya habían evitado males mayores de esa bala libre y liberada.
La igualada, con el estruendo en el recuerdo y el lamento del pelotazo de Moya a la madera con el tiempo casi cumplido, deja la salvación donde estaba, pendiente de tres victorias ahora en cinco partidos y si las cuentas no salen, de que el Eldense vaya descarrilando con puntualidad. Vienen el Racing de Ferrol a domicilio y el Cartagena en casa, dos descendidos. ¿Será posible ganarles? No se puede dar nada por hecho si antes no se estudia con respeto y profesionalidad cómo hacerlo. Con fútbol será poco probable, pero quizás sí con laterales que son laterales y poniendo fin al cuento de Ares y Aketxe. Gabi está demostrando que tiene mucho que aprender ya sin margen para el error. De momento se lleva las estampitas de Gerard Valentín a casa.
Real Zaragoza 1: Poussin; Francho, Lluis López, Jair, Calero; Kervin Arriaga; Pau Sans (Bazdar, minuto 83), Aketxe (Dani Gómez, minuto 70), Raúl Guti (Toni Moya, minuto 83), Adu Ares (Liso, minuto 70); y Soberón.
Huesca 1: Juan Pérez; Gerard Valentín, Toni Abad, Jeremy Blasco, Rubén Pulido, Vilarrasa; Jordi Martín (Escario, minuto 90), Sielva (Diego González, minuto 62), Javi Pérez (Joaquín, minuto 46); Kortajarena y Soko (Unzueta, minuto 90).
Goles: 1-0, minuto 48: Kervin Arriaga. 1-1, minuto 57: Kortajarena.
Árbitro: Galech Apezteguía, del colegio navarro. Mostró cartulina amarilla a Kervin Arriaga y al entrenador, Gabi, por el Real Zaragoza. Expulsó, con roja directa, al segundo entrenador del Real Zaragoza, Mario Jiménez, por una protesta.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 37 de liga, disputado en La Romareda con la presencia de 21.703 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del Papa Francisco y del abuelo del futbolista del Real Zaragoza, Raúl Guti.
Es una nada absoluta. Ojalá me equivoque, pero están jugando con fuego excesivamente y con los tropiezos del eldense. Llegará la última jornada, ganarán y éstos perderán y a llorar y a vender «hilusión» para el año siguiente en el vocerío oficial.
Un viejo recuerdo afloro en mí ayer, para los más jóvenes hace unos 40 años a orillas del Huerva existió en Zaragoza un Canódromo, los canes corrian enloquecidos detrás de un conejo irreal que se ubicaba en una cinta circular y jamás lo que alcanzaban evidentemente, ese era Calero, musicalmente hablando también afloro una remniscencia del pasado «Que hace una chica como tu en un sitio como este» (Aketxe/Ares), el entrenador me trajo una evocación pictórica el Guernica piezas colocadas sin orden y finalmente la afición me evoco a un recuerdo cinematográfico «La cena de los idiotas», si los que babosean al poder por eso nos toman, se esta larvando una situación de dificil reconstrucción, ya existe una generación que solo ha visto a este depauperado, maltratado, y humillado Club éstos seguiran ocurra lo que ocurra pero los añejos zaragocistas poco a poco iran abandonando su presencia y ánimo de la bufonada actual, ay que levantarse y gritarlo BASTA YA.
El silencio nos haría cómplices.
Genial