Miguel Torrecilla no lo ha dicho pero se ha deslizado en su discurso previo a la presentación de Borja Sainz, unos minutos que ha aprovechado para aclarar que está muy tranquilo desde que Luis Carlos Cuartero le ha comunicado las reservas económicas de la tesorería para reforzar la plantilla. El límite salarial va a dar para «estar en la pomada», según el director deportivo, quien ha añadido que llegará en breve un central tras la espantada no económica de Peybernes y las negociaciones abiertas para contratar un mediocentro defensivo y dos delanteros se dilucidarán en breve. El bolsillo de Cuartero, el de la Fundación, no da para mucho si Torrecilla se frena en esas cuatro adquisiciones que persigue, que serían seis en total con las ya confirmadas de Fran Gámez y Borja Sainz, cedido por el Alavés.
Para que el Real Zaragoza sea el equipo «supercompetitivo» anunciado por Juan Ignacio Martínez o para plantearse objetivos más o menos ambiciosos como ha dejado caer dentro de la «pomada» Miguel Torrecilla, esos cuatro futbolistas que restarían por aterrizar en La Romareda han de tener un nivel muy superior al del resto de sus compañeros. La posiciones a cubrir coinciden con las necesidades más urgentes frente la bajo número de centrales, un mediocampo con muy poco despliege físico y jerarquías demasiado dispersas y un ataque con tan solo Iván Azón en nómina y el eco del tremendo fracaso del curso pasado en esa línea. Se intenta de esta forma robustecer la frágil columna vertebral del conjunto aragonés, aunque la cuestión será descubrir los nombres y las capacidades de esos futbolistas.
Salvo giro inesperado, el nuevo Real Zaragoza se aventura con tan sólo esa media docena de novedades a una empresa complicada y que requería otro portero más, una par de mediocampistas con autoridad en la posición y en la administración del balón y un atacante en el enganche y el suministro preciso en el último pase. Siempre y cuando no salga Narváez. Torrecilla dice estar muy tranquilo. Mientras, se reparten sedantes y crema para las quemaduras de todo tipo entre una afición que sigue abrasada por tanto mensaje equívoco.
