Llegamos a unos días donde las expectativas se vuelven necesidad y la realidad va descartando futbolistas que parecían destinados a formar parte de la plantilla del Real Zaragoza. Después de una importante respuesta de los abonados para retirar sus abonos sin conocerse el aumento de los carnés ni el proyecto de la próxima temporada, todo está en el aire. Que Pedro Sánchez haya decidido que las elecciones generales sean en mitad de las vacaciones de los españoles, también retardará la llegada de pactos en el Partido Popular tanto en el Ayuntamiento como en el Gobierno de Aragón. Se supone que el proyecto de La Romareda seguirá adelante pero todavía no se pueden tomar decisiones definitivas. Todo esto, además de los nombres que van sonando y que muchos altavoces ponen en el aire zaragocista, parecen indicar que el plazo para el ascenso no será inmediato.
La despedida de Alberto Zapater, impresionante por la respuesta zaragocista en La Romareda, la actitud del capitán y la organización del club, elevaron las expectativas por la emoción y el momento disfrutado por la afición. Pero eso no es todo porque la complejidad de la Liga española y la deuda arrastrada por el Real Zaragoza evitan muchas posibilidades de acción. Porque, además, el fútbol es algo muy diferente a cualquier negocio y depende de muchas cosas. Cualquier decisión equivocada, una polémica actuación arbitral, el fracaso en un fichaje, las lesiones, un gol fallado de manera increíble, una tormenta, pueden cambiar en unos segundos un futuro predecible, tanto a favor como en contra. Por eso recomiendo tranquilidad, serenidad y calma en los próximos días.
