Volar sin haber despegado

Se está generando un escenario si no próximo a la euforia sí peligrosamente limítrofe al optimismo impuesto por la suma de un feliz mensaje inconcluso y una necesidad acumulada de dejar atrás por fin diez años de todo tipo de infamias. Esta vez sin que el club esté motorizando, al menos de forma directa sin descartar nunca su influencia subliminal, un vehículo cargado de falsas o injustificadas promesas. No se habla del ascenso y se aboga por la prudencia, pero el buen trabajo inicial de Juan Carlos Cordero y la presunción de que durante el resto del mercado de verano será capaz de darle continuidad para edificar un equipo apto para competir a un alto nivel, ha adelantado el tiempo de los elogios e incluso ha abierto de par en par el jardín de los excesos. Marc Aguado, Maikel Mesa, Quentin Lecoeuche, Toni Moya y Sinan Bakis son embajadores de un modelo creíble y sólido, pero por ahora sólo son la avanzadilla de un ejército que necesita mucho más armamento atacante y cuyo potencial defensivo, para lo bueno y lo malo, se sostendrá sobre el pasado. Como casi siempre, la afición y su nueva y magnífica respuesta porta el estandarte de este proyecto con mucho atractivo que, sin embargo, ha empezado a volar en el tornadizo entorno antes de haber despegado.

El director deportivo, que tiene pies de cemento frente a los espejismos y está demostrando una enérgica habilidad negociadora en el marco de la realidad y de las posibilidades, se ha preocupado y mucho de subrayar su satisfacción con los pasos dados al ritmo que había establecido: jugadores veteranos y jóvenes en propiedad y con mucho por decir. Al mismo tiempo ha profundizado en las carencias todavía vigentes del férreo equipo que forjar en el yunque, que son cuantiosas y que habrá resolver para que la plantilla disponga de la consistencia obligatoria para objetivos ambiciosos. Los nombres de pretendidos bien por la vía de la compra o de la cesión se agolpan en una lista donde prima la coherencia de ese estilo global que se desea imprimir al bloque. A la espera de que se vayan cerrando operaciones, se comprobará hasta qué punto el Real Zaragoza despide un perfume esperanzador o un aroma corriente. A estas alturas es imposible distinguirlo pese a todo lo que se está haciendo bien, pese a los olfatos correprisas y a los juglares que en su simpática sinergia con el club componen bellas melodías ambulantes. Hay motivo para la ilusión, pero en absoluto para hiperbolizarla. Mientras, el hincha puede hacer lo que le plazca, porque para eso es el legítimo dueño de todos los sueños.

Aún falta un portero que le riña el puesto a Cristian, algo que no será sencillo. Fichar a un buen guardameta que acepte estar a la sombra del argentino se antoja una empresa complicada. Se echa de menos otro central titular, y no estaría de más un lateral derecho aunque Luna ofrezca una estupenda proyección con un inestable Gámez a su lado. Esta línea, no obstante, es muy probable que no sufra más retoques que el del desconocido Lecoeuche, lo que presenta una retaguardia de fiabilidad siempre y cuando todos sus componentes se comporten al cien por cien, lo que no es nada fácil. El seísmo de las movilizaciones se localiza en un centro del campo donde se necesitaba un cambio radical. Con Eugeni, Igbekeme y Manu Molina pendientes de salir, Aguado, Moya y Mesa llegan con frescura y fútbol. Hay un problema: cómo los armonizará Escribá junto a Francho y Grau en un sistema u otro para que no pisen terrenos coincidentes ni liderazgos en la creación. El gran asunto pendiente son las alas, donde se ha quedado solo el imprevisible Bermejo. Es una urgencia de primer orden por ambos costados porque ningún equipo sin alas alcanza altura. Cordero es consciente del peligro de reincidir en el juego interior que ha distiguido al conjunto aragonés en los últimos tiempos, tan previsible y sencillo de desactivar para el rival. Los extremos son, por lo tanto, capitales.

«Bakis enamorará a La Romareda». Es lo que ha dicho hoy Marc Aguado. Lo conoce mejor que nadie y hay que respetar su criterio. El turco viene avalado por su excelente temporada en el Andorra y será el referente ofensivo. De su repertorio y de sus goles depende romper con la saga de arietes innombrables que la han precedido y sobre todo ampliar la mandíbula y el colmillo de un equipo desdentado en el área. La búsqueda de otro punta complementario y versátil también es prioritaria, y queda pendiente qué Iván Azón llega a su tercera experiencia en la élite después del martirio de las lesiones del curso anterior. Las previsiones le ubican en un segundo plano, nada nuevo para el canterano. El Real Zaragoza es todavía puro chasis, con algo de brillo y la sensación de que la maquinaria que le falta será resistente y duradera para un torneo de etapas durísimas. Desde la torre de control, con la adrenalina como principal combustible, aún no tiene permiso para coger pista alguna.

Foto: Real Zaragoza

02 comments on “Volar sin haber despegado

  • José Rodríguez Benitez , Direct link to comment

    Soñar cuesta muy poco, la gente los aficionados están muy optimistas, pero para entrar dejen salir, como muy bien dice HERNANDEZ, Para mi es fundamental lo que se fiche a partir de ahora, yo veo más necesario fichar dos extremos, uno para la derecha otro para la izquierda, y otro delantero centro que no tenga nada que ver, con el turco ni con el CANTERANO IVAN AZON, creo que lateral derecho no hace falta, con GAMEZ y el CANTERANO MARCOS LUNA, tenemos suficiente y un tercer portero lo veo bien, pero veremos quien viene, y ya algunos dicen que estamos en PRIMERA, y aún no hemos realizado la pretemporada vayamos paso a paso que la segunda división son nada más y nada menos que 42 jornadas, y si no queda entre los dos primeros aún más, y se que SOÑAR es muy fácil pero la SEGUNDA DIVISION es muy DIFICIL .

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