El Huesca impacta contra Bono

Jugar bien o correcto no es suficiente para el Huesca. Tener un planteamiento que explota las mejores virtudes del equipo, tampoco. Ser el último alejado de la salvación y comportarse durante gran parte de los encuentros casi a la alturade los mejores clubes del planeta, no da para ganar. ¿Qué es lo que tiene que hacer el conjunto de Pacheta? Marcar un gol más que el contrario o al menos un tanto que le permita empatar una cita como la del Sánchez Pizjuán, donde después de permitir por indolencia defensiva la diana de Munir que adelantaba al Sevilla y regenerarse desde el banquillo, llevó contra las cuerdas al vigente campeón de la UEFA Europa League. Si frente al Madrid se dejó ir al balón parado tras ponerse por delante con un zurdazo de Galán y enviar dos balones a la madera, en esta ocasión impactó contra Yassine Bounou con una ráfaga de ataques que el portero marroquí desactivó para salvar a sus compañeros. Solo el recital del guardameta, una espectacular exhibición de reflejos, impidió que los azulgrana sumaran en este desplazamiento. El relato de las ocasiones del Huesca neutralizadas por Bono debería ser visual para comprenderse. Con palabras no es sencillo. Un testarazo picado de Rafa Mir en el área pequeña sacudió el brazo del arquero, como si estuviera conectado a la cabeza del delantero para adivinar la trayectoria y la potencia del remate. Aún con esa imagen circulando por el mundo para admiración general, una bomba de Sergio Gómez sacada del mismo Proyecto Manhattan fue interceptada por el portero, quien desde el suelo desvió el rechace recogido por Rafa Mir.

Lopetegui intuyó que algo no iba bien antes de esa lluvia ácida. Entre Oliver Torres, la astucia de Munir y las distracciones a sus espaldas de Doumbia y Pulido, el Sevilla dominaba en el marcador. Pero Pacheta metió mucha gente nueva y con hambre y desmontó los tres centrales. Escriche, Ferreiro, Sergio Gómez y Juan Carlos le dieron al Huesca una profundidad que no había tenido en todo el encuentro. El técnico del cuadro hispalense llamó a filas a Jordán y a Koundé como paraguas de la que se venía encima, pero el Huesca descargó toda su ira sobre el área con Maffeo desatado por fin desde su banda. Era el plan B, que funcionó de lujo, pero se estampó contra un arquero que quería dejar inmaculada su portería por cuarto partido consecutivo en Liga. Y lo consiguió con brazos y tentáculos multiplicados, como el mismo Cancerbero ya no a las puertas del infierno, sino en el hall del averno.

El Huesca hizo todo lo necesario para no perder en los últimos veinte minutos, y salvo por algún error de concentración puntual, como el del gol encajado, volvió a ser un bloque homogéneo, poco brillante y sin ocasiones que lucha con una fogosa fuerza interior para disimular sus limitaciones. Cuando buscó el empate, sacó orgullo y fútbol para transformarse en un equipo distinto en la forma y en los protagonistas pero no en el fondo. La permanencia sigue siendo una misión colosal, pero en este par de encuentros de máxima complejidad ha enviado una señal que, de mantenerla, podría edulcorar el ingrato camino. Granada, Éibar y Celta le vienen en el calendario antes de visitar al Barcelona. Necesita tres victorias. La buena noticia es que Bono solo juega en el Sevilla.

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