Los ascensos a Primera, con plantillas de Primera

Con la nueva propiedad pendiente de cerrar en los despachos el acuerdo para hacerse con el 91% de las acciones de la SAD una vez lograda la permanencia y el visto bueno del CSD a la operación, se aproximan las horas para conocer con exactitud cuáles son las auténticas pretensiones del grupo inversor que lidera el magnate estadounidense Jorge Mas. Con el capital que se va a aportar, la mayor parte enfocado para pagar los títulos y las deudas más apremiantes, queda en el aire hasta dónde se podrá aumentar el techo salarial para reforzar la plantilla, un vestuario que en cualquiera de los casos y pese a contar con 32 futbolistas con contrato, necesita una profunda renovación. Apenas diez profesionales, entre ellos los canteranos, deberían tener espacio en un proyecto mínimamente ambicioso.

La incógnita principal reside en cómo planteará Raúl Sanllehí, director general, esa reestructuración que en principio parece ir enfocada a la captura en el mercado de agentes libres con experiencia y de cesiones de jugadores jóvenes que ya hayan dejado cierta huella de calidad en condición de préstamo. Esa política económica, condicionada por las diferentes fórmulas para desprenderse de las piezas con que no se cuenta, anuncia un gasto inclinado hacia la moderación. El Real Zaragoza partirá con un presupuesto medio y la confianza en que los aciertos en las adqusiciones les permitan dar un salto cualitativo suficiente para, esta vez sí, aproximarse a la pomada de verdad, no al sucedáneo que ha vendido durante este curso Miguel Torrecilla.

Los mensajes de Jorge Más, presidente, y Raúl Sanllehí hicieron especial hincapié en que necesitan a las instituciones aragonesas para desarrollar un proyecto de cierto nivel, y que por su parte aportarán su experiencia personal y de gestión de otros clubes con los que los empresarios del grupo inversor mantienen un vínculo de propiedad. La mejora de las infraestructuras y la apuesta por la cantera fueron otros puntos fuertes de su programa. También aparece en esos discursos una petición de paciencia a la afición. El desembolso más importante de este fondo sería el del capital humano y la profesionalización en todas las áreas, un paso fundamental para que este club de administración decimonónica avance por fin hacia el futuro.

La lluvia de millones como pilar de una equipo de elevadas pretensiones hay que descartarla. Se va a trabajar con espíritu innovador pero no exento de moderación en la confianza de que se pueda alcanzar lo antes posible el regreso a la élite a través de una línea de actuación coherente. El Real Zaragoza cumplirá su décima temporada en Segunda bajo la tutela esperanzadora de personas cualificadas, pero en absoluto con una estructura deportiva que le sitúe entre los grandes aspirantes a las primeras plazas. La historia de sus propios ascensos y la de al menos los tres primeros clasificados en cada campaña descubre que para postularse como serio candidato a Primera hay que contar con plantillas de Primera.

En sus últimas cuatro experiencias antes de este década de travesía por el desierto, el conjunto aragonés volvió al primer intento. Y lo hizo con columnas vertebrales en las que figuraban nombres como Violeta, Rico, Manolo González, Molinos, Planas, García Castany, Ocampos, India, Blanco, Arrúa, Royo, Víctor Muñoz, Pichi Alonso, Láinez, Toledo, Paco Jémez, Galletti, Yordi, Cani, Aragón, Kolmjenovic, Juanele, Paredes, Ayala, Pavón, Ayala, Jorge López, Zapater, Gabi, Caffa, Arizmendi, Ewerthon, Oliveira, Ponzio, Ander Herrera… Un escuadrón de jugadores con mucho vuelo y no poca categoría en algunos casos. En sus tres asaltos por vía del playoff, las direcciones deportivas realizaron un notable trabajo de reclutamiento en puestos clave como la portería (Cristian Álvarez) y los goleadores (Borja Bastón, Borja Iglesias y Luis Suárez), además de una acertado filtro con los mejores frutos de la cantera (Vallejo, Rico, Lasure Pombo, Guti o Soro). Al resto del tejido le faltaba sustancia más allá del acompañamiento. Con Popovic se rozó la hazaña, pero con Natxo González y Víctor Fernández el equipo se cayó en la primera eliminatoria de la promoción.

Los dos primeros puestos corresponden a clubes con un potencial que se sustenta en una economía fuerte dirigida a conservar o adquirir a futbolistas con una trayectoria curtida en la competición más exigente. Un repaso a los vestuarios este año de de Eibar, Almería y Valladolid o en los anteriores de Espanyol, Mallorca, Leganés, Huesca o Cádiz ratifica que el abono es el mejor. El playoff suele quedar abierto a un grupo amplio de equipos en el que tiene cabida los más regulares sin que sus tesorerías sean deslumbrantes. Esa sería el objetivo del nuevo Real Zaragoza, en esta ocasión con la posibilidad de una margen financiero más amplio. El fondo inversor viene a rentabilizar su apuesta con una intervención intermedia y no a demasiado largo plazo. Si pretendiera una acción más urgente para subir por el camino más corto, tendría que redoblar todos sus esfuerzos. Pero no es ese el caso por el momento. Nadie quiere engañar a nadie.

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