CD Utrillas, un equipo de fútbol

El Valencia puso fin a la trayectoria del Utrillas en la Copa con un 0-3 que marca con exactitud la diferencia de categorías. No hubo margen para prolongar el sueño más allá de la lógica entre dos conjuntos que viven en planetas muy distantes y que compartieron órbita en una ronda del torneo que permiten este tipo de convivencia, de fiesta e ilusión para el club turolense por jugar bajo el mismo sol. Desde que se produjo el emparejamiento, la localidad aragonesa y su equipo subieron como la espuma en los noticieros deportivos. Todos en el pueblo han sido protagonistas, incluso un campo, La Vega, que tuvo que luchar para confirmarse como escenario adecuado para un partido de estas características. El foco principal ha estado sobre en una plantilla donde la mayoría de sus integrantes estudian y trabajan con el fútbol intercalado en sus vidas con luz propia. Mucho más en una noche mágica.

La superioridad de la escuadra de Bordalás, que reservó a sus figuras, impidió la hazaña y la narrativa homérica en un encuentro que consistió básicamente en la abrumadora posesión del Valencia y en la no menos meritoria actitud de un Utrillas que jamás perdió la compostura aun con un resultado que le podría haber desarreglado tácticamente. Pitu Lerga, el entrenador, entendió que cada segundo había que disfrutarlo como un equipo, como un todo, con los pies en el suelo. Los goles de Marcos André, Musah y Koba Koindredi fueron cayendo sin hacer sangre, con una disposición local muy seria y un portero iluminado, Marco Lainez. El guardameta detuvo un penalti a Cheryshev cuyo rechace ya no pudo alcanzar, se impuso en al menos tres mano a mano con sangre fría y detuvo un misil a Racic… Suele ocurrir que los arqueros de la supuesta víctima se lucen frente al fusilamiento. Lainez, sin embargo, lo hizo con oficio, abrigado en muchas ocasiones por sus compañeros en defensa.

Su homólogo en la otra orilla, Domenech, apenas fue inquietado. El Utrillas siguió su guión sin renunciar a nada pero consciente de ese todo que significa competir con dignidad, muy sereno, en absoluto hipnotizado por la magnitud de su enemigo. Se desgastó para que se le recuerde como un equipo y lo consiguió frente al mundo que le observaba a la espera de que David tumbara a Goliat para gloria de los humildes. Lo que demostró el club de las Cuenas Mineras es que el trabajo en equipo dignifica tanto como la victoria que pasó de largo por La Vega sin trauma alguno, con el honor impoluto de su gente, de una afición feliz.

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