Confirmado el castigo penitenciario de Torrecilla

Todos los directores deportivos de Segunda cuentan con más confianza en contrato que el salmantino, desplazado a figura episódica frente a Sanllehí y las sinergias

La presencia de Miguel Torrecilla en los despachos del Real Zaragoza todavía sigue causando estupor, pero el hecho de que sólo se le haya renovado por una temporada y la omipresencia de Raúl Sanllehí como arquitecto de una plantilla que se amparará en las sinergias de la nueva propiedad, confirman al salmantino como una figura episódica, de mero tránsito administrativo. El ejecutivo se ocupa en su mayor parte de la operación salida, aunque aparezca en otros escenarios, por ejemplo en el de las renovaciones de Francho, Francés y Azón, potenciadas por el director general, o en la posible cesión de Sabin Merino hacia el Atético San Luis mexicano, franquicia del Atlético de Madrid, club que mantiene estrechas relaciones con el consejo de administración zaragocista.

Los elogios desmedidos de Sanllehí hacia Torrecilla para justificar su continuidad en el puesto impactan con el escaso margen de confianza que se le ha otorgado teniendo en cuenta que el proyecto de Jorge Mas es a largo plazo. El director deportivo, a quien se le valora muy por encima de sus méritos como responsable de haber salvado del descenso al equipo con su correcta gestión frente a los mínimos económicos, trabaja en un burbuja ficticia. Esas permanencias pertenecen al sobresaliente rendimiento de los jóvenes futbolistas de la cantera a los que tanto ha ninguneado y no al ramillete de fichajes que hizo en el curso y medio, bochornoso por lo que se refiere a las soluciones en ataque que dinamitaron cualquier opción de estar por encima de la media de la categoría no sin pasar serios apuros en algún tramo de la competición doméstica.

La elección de Juan Ignacio Martínez, un clásico en su libreta de habituales recursos y por el que también se le destaca, se produjo después de la negativa de Gustavo Poyet. Por lo demás, Torrecilla ha respondido en el Real Zaragoza a su fama bien ganada en el Celta, el Betis y el Sporting de profesional del montón, con especial infortunio a la hora de elegir delanteros. Raúl Sanllehí, contando con motivos suficientes para mostrarle la puerta de salida, en lugar de buscarle un sustituto que encajara en la política supuestamente innovadora de Jorge Mas, lo ha mantenido sabiendo que el techo salarial iba a ser parejo al del curso anterior, y que la mayoría de las adquisiciones se concretarán por la vía del préstamo de equipos hermanos.

La actividad del director deportivo carece de material constructivo. Salidas en calidad de cesión y la mayor liberación salarial posible con los que no cuenta Juan Carlos Carcedo, que son legión, ocupa su triste trabajo, por otra parte reflejo de las aspiraciones al menos para esta campaña de Jorge Mas y sus socios, que consiste en reordenar gastando lo mínimo posible en refuerzos, lo que el marca el límite salarial y su propia moderación con la deuda a corto plazo después de asumir pago de acciones y avales y gastos urgentes incluidos los de nóminas.

Un año más para Torrecilla que, con el mismo argumento de ponderación eventual sobre la mesa, también se lo podrían haber ofrecido a JIM. Ese tiempo chirría con el que se han ganado el resto de sus colegas de profesión en la Segunda 2022-2023. Así aparece como una apuesta estratégica singular y muy discutible para una empresa con miras ambiciosas al menos a medio plazo, por lo que un nuevo responsable o la ratificación de confianza con firmeza temporal en esta área hubiese sido lo más razonable como se recoge en todos los clubes.

Miguel Ángel Gómez (Ibiza) firmó por dos temporadas y media; Felipe Miñambres (Levante) hasta la 2024-2025; Sergio Fernández (Alavés) llegó a un acuerdo de tres años en la 2019; Jaume Nogués (Andorra) es intocable para su amigo Piqué desde 2018 con el éxito consabido; Vicente ‘Tito’ Blanco se ha comprometido con el Real Oviedo hasta 2024; Víctor Alfonso Serrano (Albacete) llegó al Carlos Belmonte en mayo de 2021, ascendió a los manchegos y le restan dos campañas más; César Palacios (Eibar), pese a la frustración de no subir tras configurar un equipo equilibrado y potente, termina en 2023 su contrato de dos años; Belmonte, presidente y Breis, director general, forman una singular pareja en el Cartagena que se hace cargo de los fichajes del Efesé; el exinternacional Michu (Burgos) actualizó en abril su relación con el equipo de El Plantío con una temporada más y otra condicionada a la permanencia, para lo que seguirá contando con Óscar Río Peña ‘Fosky’ en la secretaría técnica; Juan Carlos Cordero (Tenerife) permanecerá previo acuerdo este mismo mes de junio hasta 2025, y en su hoja de ruta considera «fundamental» la continuidad de Ramis y de la mayoría de jugadores con contrato; el exzaragocista Luis Helguera cumplirá en 2023 su tercera temporada tras su regreso al Las Palmas en lugar de Rocco Maiorino; Ángel Martín González coge las riendas del Huesca por tres años; Nico Rodríguez (ascenso con Las Palmas y Elche y Europa League con el Getafe) se pone al frente del Granada; Pablo Lago, antes como primero y después de segundo de Bolo, y Sietes de secretario técnico forma un tándem intocable en El Bierzo; Carlos Pita (Lugo), legendario en el Anxo Carro, ha saltado del campo recién retirado para coger la dirección deportiva sin que se haya hecho pública la duración de su acuerdo con el club; Txema Indias (Leganés), ahora con mayor poder en el proyecto de Blue Crow Sports, el holding inversor nuevo propietario de la entidad pepinera, acaba en 2024; José María Aragón (Mirandés), finalizaba su contrato en 2022 y lo ha estirado a 2023; Manolo Gaspar (Málaga) cerrará en principio su vínculo de un par de cursos con los malacitanos en 2023, y Gerardo García, de la mano del Grupo Orlegi, toma el control deportivo del Sporting.

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