El agujero más grave de la vieja Romareda

Juan Ignacio Martínez ha insistido en un par de ocasiones en lo antinatural que el Real Zaragoza sea en estos momentos 8º con tan sólo nueve puntos como local, lo que contrasta con los 13 que suma como visitante, el tercer mejor registro de la categoría. El entrenador, porque así lo dicta la historia y el comportamiento general en el fútbol, sabe que si su equipo aspira a algo importante esta temporada necesita hacerse fuerte en su campo cuanto antes (desde este mismo lunes ante el Leganés) y certificar lo máximo esa autoridad casera al final del curso. En las nueve campañas consecutivas que el conjunto aragonés lleva en Segunda, se han dado casos de clubes que no se hallaban entre los seis más fiables en sus estadios al término de la competición, pero sí presentaban mejor tarjeta ante su público que ejerciendo de visitantes. Los últimos ejemplos, el Rayo y el Elche, quienes además lograron al ascenso desde la sexta plaza.

Seis de los siete de los primeros clasificados en esta edición (Almería, Eibar, Valladolid, Las Palmas, Ponferradina y Málaga) lo son también en la liga de los locales más aplicados. Mientras, en esa lista virtual el Real Zaragoza aparece el 17º. No obstante, esa vía de escape en la vieja Romareda no es nueva: el conjunto aragonés ha dejado escapar de su estadio nada menos que 248 puntos de los 528 que lleva disputados desde que descendió hasta la actualidad. Para entender la hegemonía que ha perdido durante esta época en el hogar, la comparativa con los otros dos decanos del torneo ayuda a comprender mejor la situación: el Lugo ha perdido 250 puntos en el Anxo Carro, es decir sólo dos más, y el Alcorcón, 266…

Casi siempre que se ha escudado en el Municipal como argumento de sólidas ambiciones, el Real Zaragoza o ha luchado por el ascenso o ha estado cerca de hacerlo. Los 37 puntos del ejercicio 2014-2015 con Popovic y los 41 del 2017-2018 con Natxo González le permitieron pelear por el regreso a la élite, playoffs que perdió contra el Las Palmas en la final y frente al Numancia en la semifinal. Los jugosos 41 que recolectó con Lluís Carreras en La Romareda se fueron por el sumidero tras la escandalosa derrota frente a la LLagostera en Palamños. La única vez que se ha salido de ese patrón de rendimiento superior como local que como forastero fue bajo la dirección de Víctor Fernández en la 2019-2020: compensó los 31 que hizo en La Romareda (17º) con los 34 que recogió fuera (1º) en un hecho sin precedentes que le dio para ser tercero. El Elche le noqueó en las semifinales de la promoción de ascenso precisamente en un campo que se convirtió en su tumba tras la pandemia. Antes había sido el exzaragocista Pape Diamanka. Esta vez fue Nino.

JIM sabe de lo que habla. Llegó la campaña anterior para coger a un equipo hundido en la zona de descenso y que había sacado diez puntos ante su público gracias a dos victorias y cuatro empates y en 24 jornadas le añadió 24 más a la cuenta con La Romareda como gran baluarte de la salvación: siete triunfos y tres empates. Con el objetivo definitivo por despejar, por encima de todo hay cerrar el grifo del Municipal al enemigo y abrirlo para consumo propio como ineludible fuente de vida.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *