El doctor Moreau despide a los padres de Frankenstein

El Real Zaragoza comunica las salida de Torrecilla y Carcedo de un equipo roto por las maniobras de ambos pero que ya venía herido de fábrica por la política de Sanllehí 

Raúl Sanllehí no ha podido con la presión de los resultados y ha realizado una doble ejecución, la del director deportivo, Miguel Torrecilla, y la del entrenador, Juan Carlos Carcedo. El director general despide así a los dos hombres que se suponía iban a sostener su modesto proyecto, una criatura desfigurada desde el mismo momento de su concepción. La bala de plata que ha acabado con ambos, un proyectil que venía surcando el aire desde hace tiempo sus cabezas, ha sido la humillante derrota en Vitoria con un jugador más durante una hora. La depresión futbolística del equipo, cada vez más acentuada, la proximidad de la zona de descenso y las constantes quejas de la afición hacia los responsables deportivos han hecho que Sanllehí, muy a su pesar, tenga que apretar el gatillo en defensa propia de sus dos grandes apuestas personales. La inocencia tampoco le protege pese a la necesidad de un cambio que busca más un giro estético que de relevancia en los profesionales que tomarán el relevo.

Las maniobras de Torrecilla, cuyo currículum ya estaba lo suficientemente descalificado como para, como ocurrió, ampliar su contrato, y de Carcedo, una apuesta cara y de riesgo, han roto a un equipo por el que la nueva propiedad no ha apostado lo más mínimo. La plantilla venía dañada de fábrica y en lugar de buscar reclamos para fortalecerla, la política de la multipropiedad se centró en las ampliaciones de contrato de los canteranos como reclamo publicitario aunque tuviera un trasfondo indudable de merecimientos de Francés, Francho y Azón. La de Puche supuso una vuelta de tuerca muy forzada para apaciguar las críticas por un mercado de invierno helado de contrataciones de cierto lustre. Algunas victorias intercaladas en la competición no ocultaron las deficiencias habituales, con el gol a la cabeza y sin solución una vez comprobado que Gueye es un fiasco de altura. Mientras Torrecilla se iba llenando de gloria, Carcedo se puso a su nivel con decisiones incomprensibles para el gran público, que ha renegado de él y de su pálida forma de entender este deporte y este club. Su búsqueda de soluciones con los tres centrales incluso en el Municipal frente al Andorra han colmado el vaso.

Sanllehí también sale muy tocado y sólo conseguirá limpiar en parte su imagen si cumple con tres premisas: que transmita y convenza a sus superiores que el Real Zaragoza necesita con urgencia futbolistas, que dé con el director deportivo capaz de negociar esas contrataciones imprescindibles y que la elección del entrenador se ajuste con precisión a esta nueva etapa. Sólo desde la aceptación de que el monstruo era muy suyo y que el fracaso de los experimentos son de su competencia, el Real Zaragoza podrá comenzar a ver la luz. De lo contrario, una reestructuración de nuevo rácana para salir del paso haría que el túnel se alargara de forma indefinida.

«Mi grado de satisfacción con el entrenador y el director deportivo es altísimo», dijo Sanllehí a primeros de septiembre, cuando ya se intuían las primeras grietas en el vestuario y los resultados daban la espalda. «El conocimiento de Miguel Torrecilla de la categoría es excelente, conoce el club por dentro, tenemos una visión muy parecida de la importancia de la cantera y ha demostrado un compromiso con el Real Zaragoza que está fuera de cualquier cuestión», subrayó el ejecutivo, a quien esta experiencia en su carrera tan lejana a los ecosistemas del Barça y el Arsenal le ha cogido en pañales. «Era una de nuestras grandes prioridades, una negociación que ha durado seis meses. Hemos acabado con la opción que más queríamos y la más complicada, lo que supone una gran alegría. Tanto el agente como el jugador entendieron el proyecto», apuntó sobre el fichaje de Makhtar Gueye. Los ecos de la hemeroteca son ensordecedores. Ya lo eran en su momento y hoy exigen un giro de 180 grados.

Sin retos deportivos que no sean asegurar la permanencia, el objetivo consiste en volver a empezar casi de cero con el aprendizaje de tres meses perdidos por desconocimiento y soberbia. No quería el director general entrar como un elefante en una cacharrería y al final lo ha tenido que hacer como un tyrannosaurus rex en una cristalería.  Por lo menos habrá aprendido dónde se pisa para no incidir en otra colección de errores de primer curso de director general. Lo mejor está pendiente por venir donde el doctor Moreau ha dado matarile a los padres de Frankenstein.

COMUNICADO OFICIAL DEL CLUB

«El Real Zaragoza ha iniciado una reestructuración en su parcela deportiva finalizando la vinculación contractual con nuestra entidad del director deportivo Miguel Torrecilla y el entrenador Juan Carlos Carcedo, así como el cuerpo técnico con el que llegó a nuestro club. 

Desde el Real Zaragoza queremos agradecer la dedicación, la profesionalidad, el esfuerzo y el trabajo tanto de Juan Carlos Carcedo como de Miguel Torrecilla durante su etapa en el Real Zaragoza. Asimismo, les deseamos la mayor de las suertes en los nuevos retos profesionales que afronten a partir de ahora. 

Desde este momento, en el Real Zaragoza trabajamos para reconducir la situación deportiva y continuamos con la firme convicción marcada desde el inicio de temporada de competir al máximo para que la familia zaragocista se sienta identificada y orgullosa de su equipo».

Fotografía: Tino Gil / Real Zaragoza