El fracaso de las figuras crepusculares

La economía del Real Zaragoza no soporta el contrato de un Adrián González con tan poca participación. Con las puertas abiertas para su marcha, se abre un nuevo capítulo en este club que desde que está en Segunda suele apostar, casi siempre con desembolsos considerables, por un futbolista otoñal de pasado en la élite. Los ficha en el ocaso de sus carreras como hipotético reclamo para la campaña de abonados y la espera de que ofrezcan destellos de su juventud. El batacazo ha sido considerable en todos los casos, salvo el de un Zapater resucitado confirmándose que la gestión deportiva en este sentido dista un abismo de los intereses del equipo y se aproximan más a caprichos personales. Por utilizar, claro esta, el eufemismo más delicado.

Adrián cuenta con una carrera muy notable: 10 temporadas en Primera repartidos entre Getafe, Racing, Rayo, Elche, Eibar y Málaga, de donde llegó a La Romareda, y una relación aceptable con el gol para su posición. Pero JIM ya ha dejado claro que no le es útil. El madrileño conserva la calidad de sus mejores tiempos como ya demostró ante el Burgos, pero por el camino ha perdido la frescura, la velocidad y la intensidad que requiere una competición de largo recorrido. La contratación de mayor impacto fue la del japonés Shinji Kagawa, quien con 30 años, dos Bundesligas con el Dortmund y una Premier con el United en su palmarés fue adquirido en propiedad para, después de un año donde dejó mínimas partículas del jugador desequilibrante que fue, acabar entrenándose en solitario y sin ficha por decisión del club aragonés. En el Paok griego, su última parada, ha disputado tan sólo 12 partidos desde el verano de 2020 y lleva dos meses sin jugar como prolongación de su declive a la espera de dejar Salónica y de un posible marcha hacia la MLS.

Siete cursos felices en el Athletic de Bilbao, con trs finales de Copa de por medio, y un paso exitoso por Vitoria invitaron a hacerse con los servicios de Gaizka Toquero. Tenía 33 años y en su primer ejercicio tuvo un rendimiento decoroso con 17 titularidades y 4 goles aunque arrastrando molestias en una rodilla que le dejó en blanco la siguiente campaña y le obligó a retirarse en el Real Zaragoza. Mikel González era un clásico de la defensa de la Real Sociedad, que no le renovó en 2017. Después d eun mes de agosto esperando ofertas, se decantó por la del club aragonés. El guipuzcoano, ya con 32 años, vivió una auténtica pesadilla como consecuencia de reiteradas dolencias musculares y una rotura de fibras en el abductor. Salió en dirección al AEK Larnaca chipriota que entonces entrenaba Iraola.

Cani regresó a su casa de la mano de Zapater. Tenía 35 años y se comprometió por dos temporadas. Mientras el ejeano afrontaba casi un reto vital por volver a ser profesional del fútbol, Rubén Gracia sólo aguantó una campaña en la que se detectaba un desgaste más pasional que físico por este deporte. Después de un periodo de reflexión, decidió poner fin a su carrera donde la había empezado con un caño a Reiziger. Lo del griego Guirgios Samaras resultó el fichaje más escandaloso por su nulo rendimiento. A los 31 años quedó libre del Rayo OKC de la North America Soccer League por una molestias de espalda crónicas que el Real Zaragoza pasó por alto. La evidencia, sin embargo, pasó su factura al futbolista, estrella del Celtic y líder de Grecia en sus mejores días. Jugó un solo partido de titular, en Reus.

Celta, Villarreal, Newcastle y Liverpool contemplaban a José Enrique, un lateral zurdo de 30 años con potencia, clase y una rodilla muy perjudicada cuando aterrizó en La Romareda del mercado del paro. «No podía jugar sin medicarme, me daban mareos en los entrenamientos y tenía ataques de ansiedad». Acabada la temporada, se reunió con la directiva y rescindió su contrato. «Con 40 o 45 años quiero poder caminar, no ser un inválido», expuso para su retirada. En 2018 se le detectó un cáncer del que felizmente se recuperó. El internacional Luis García, verdugo en Copa del Real Zaragoza con el Espanyol de Lotina en 2006, descendió con el equipo aragonés en 2013, se fue cedido al Tigres UANL mexicano, y regresó a la capital aragonesa con 32 para pasar de largo al igual que José Javier Barkero, ex Real Sociedad, Albacete, Numancia y el Levante de JIM. Con 34 años, La Romareda fue su última estación. Mario Abrantes (ex Valladolid, Barça, Recreativo, Getafe y Betis), con 32 años aguantó junto a Vallejo 27 partidos de titular la campaña de Popovic y la trágica final del Las Palmas, pero la sucesión de lesiones musculotendinosas le impidieron cumplir a su mejor nivel y salió del club un año antes de cumplir su contrato.

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