El miserable nuevo silencio de la Fundación

La responsabilidad y el compromiso que exhiben como argumento para que se le reconozcan sus méritos por haberse presentado cuando el Real Zaragoza expiraba en las manos de Agapito Iglesias, se han desmoronado por completo. La Fundación Zaragoza 2032 presume como gran logro el haber gestionado la deuda del club con buen pulso mediante la venta de sus mejores jugadores, de revisiones de convenios de acreedores y de acuerdos con la Agencia Tributaria para rebajar y prolongar los pagos en el tiempo, una estrategia que hubiera activado cualquier alumno en su primer año de carrera de Económicas. En siete años en esa burbuja en la que esperaban tan solo extraer el mayor jugo posible a sus acciones no han dejado una sola muestra de sensibilidad, actuando como meros y fríos gestores del club y de sus intereses personales. Ahora, tras un fracaso deportivo estrepitoso y la imposibilidad de seguir visualizando negocio, han reconocido que se van a desprender de sus títulos después de meses de silencio. La compraventa, sin embargo, no se ha producido todavía, con el equipo desvencijado por completo y la afición de los nervios frente al misterio que envuelve la operación.

César Alierta confesó que todo estaba hecho y su sobrino y vicepresidente Fernando Sainz de Varanda confirmó las negociaciones con un grupo inversor y explicó que este tipo de situaciones requieren tiempo y paciencia, que se hará mirando lo mejor para el Real Zaragoza. Esto sucedió hace 15 días. A tres semanas de que comience la Liga no se ha producido más informaciones o reseñas oficiales al respecto. Si es cierto que la nueva propiedad está al caer, se entiende que se continúe respetando la confidencialidad. Sin embargo, esta directiva inculta hasta el tuétano del significado de una empresa futbolística y el factor humano que le da sentido insiste en blindarse no solo la desinformación, sino en un búnker sellado incluso para enviar un mensaje que calme la tensión y la máxima preocupación que azotan a la hinchada, al abonado. Es una auténtica falta de respeto, de desinterés y desconocimiento de las reglas de este juego por parte de estos administradores de fincas que todavía rigen los destinos del club.

La situación requiere que de nuevo Sainz de Varanda aparezca en público lo antes posible, haya flecos o no de por medio, para frenar la histeria de una afición que tan sólo solicita que le ratifiquen que todo sigue su camino más o menos natural, que la compraventa está en curso, que el Real Zaragoza está a salvo de cualquier amenaza aunque tenga que comenzar el campeonato con lo puesto. Si no es así, si la Fundación prefiere mantenerse enrocada, ese gesto aumentará la miserable imagen se ha ganado a pulso. O peor aún, que no tiene nada que contar porque ese traspaso de poderes está lejos de producirse o se ha fracturado por completo con las terribles consecuencias económicas que acarrearía para la institución y para el prestigio ya muy perjudicado de sus miembros. Si no hay nada que ocultar, por qué esa estrategia perpetuada en el tiempo de no presentarse en público, sobre todo en un episodio de estas dimensiones. En lugar de corazón tienen una caja registradora. Sólo así se entiende.

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