El Real Zaragoza cambia posesión por victorias

Antes del viaje a El Plantío, el Real Zaragoza era el dueño y señor del balón en Segunda junto al Huesca, trono que arrebató a los azulgranas en el enfrentamiento entre ambos. Había gobernado todos los encuentros sin ganar ninguno de ellos salvo el de Alcorcón. Con idéntica autoridad en casa que fuera. Empate tras empate, el equipo de Juan Ignacio Martínez superaba a sus rivales en una posesión que no le era suficiente para sumar de tres en tres. Hasta Burgos. En esa cita se dejó someter sobre todo en la segunda parte, en el peor encuentro de la temporada. Pero Álvaro Giménez, que había salido por Iván Azón, tradujo en el gol de la victoria un contragolpe académico de Francho y Eguaras. Las estadísticas de control, por primera vez esta campaña, saltaron por los aires (54% por 46%) a favor del adversario. El triunfo, sin embargo, fue para los aragoneses, que pasaron gran parte de ese choque en una actitud básicamente posicional.

Ocurrió algo similar con el Sporting, aunque con un matiz ya que en el primer periodo la tenencia del balón fue suya. El tanto de Borja Sainz tras robo en el mediocampo, conducción y finalización descubrió a un Real Zaragoza agazapado pero despierto para saltar a la presión frente a un equipo con más querencia a la conducción y encogido por su mala racha. Los asturianos cometieron una serie de errores forzados y no forzados, al que añadieron una desatención completa en el desmarque de Nano Mesa que dio lugar al 2-0, una jugada que venía de la zurda de Francés, un central. Dos acciones directas, una con la intervención de un solo futbolista y la otra ejecutada con un pase largo. Los datos recogieron un 60% de balón para el conjunto de David Gallego. De nuevo el Real Zaragoza vencía con un plan de mayor agrupamiento y el factor sorpresa como mejor herramienta.

En Las Palmas tuvo la pelota el 38% del tiempo y no sólo derrotó a los canarios, sino que logró tres goles en un campo donde nadie había ganado. La escuadra de Pepe Mel dispone de una calidad técnica excelente arriba y durante los primeros minutos manejó a su antojo el partido con un par de ocasiones de las que el Real Zaragoza sólo salió con rasguños. El tanto de falta de Jonathan Viera no descompuso a un equipo que buscó la reacción sin desviarse del guión: un pase muy largo de Eguaras lo atrapó Gámez sobre la línea de fondo para habilitar de tacón a Bermejo, quien marcó con excelencia. La transición defensa-ataque se redujo a tres intervenciones. Después del 2-2 del Las Palmas, la diana del triunfo fue más elaborada, de nuevo con Gámez y Bermejo como protagonistas y Álvaro Giménez como finalizador.

Este cambio de moneda de posesión por triunfos no parece ser casual ya que el Real Zaragoza, sin perder su identidad, ha cedido pelota para acortar caminos. En el fútbol actual ser propietario de la pelota no tiene por qué traducirse en un resultado favorable. En las grandes ligas o competiciones internacionales sí existe una correlación. En la Segunda española, refugiarse sin necesidad de entregar demasiado terreno propio y despegar en transiciones es lo más común. El Almería, líder, fuera de casa, concede la pelota sin ningún pudor. El Eibar, segundo, vive a sus anchas sin el esférico, y el Tenerife, cuarto, en los desplazamientos se desentiende por completo de coger el mando. Al conjunto aragonés se le estaba atragantando la repetición horizontal de pases y, al menos en las tres últimas jornadas, presenta una variante más vertical que le está sentando mejor.

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