El Real Zaragoza recupera con Escribá al entrenador de Primera

De los 16 técnicos del club en su década en Segunda, sólo Víctor Fernández, Lucas Alcaraz y Víctor Muñoz han dirigido más partidos en la élite que el valenciano

El volantazo en la dirección técnica del Real Zaragoza ha sido de 180º por lo que se refiere a la experiencia de haber trabajado en la élite. Con la contratación de Fran Escribá el giro hacia la veteranía y el contacto directo con el fútbol de máximo nivel y sus circunstancias se busca el perfil de profesional con tablas. Las tiene el valenciano en un currículo de diez temporadas como primer espada, nueve de ellas en Primera División al frente de Elche en dos etapas, Getafe, Villarreal y Celta de Vigo. En algunos lugares con éxito, en otros de paso como eficaz apagafuegos. Siempre al límite como corresponde en este oficio con las maletas preparadas desde el primer día laboral en cualquier destino. Escribá regresa a un escenario que sólo conoce de sus primeros pasos en solitario después de dejar el mecenazgo de Quique Sánchez Flores durante siete años de aprendizaje. No lo tiene nada sencillo en esta voraz e ingrata competición, y habrá que comprobar si todo ese bagaje acumulado en la mejor liga del planeta es extrapolable a este Real Zaragoza todavía muy incierto y sin formas definidas.

Escribá viene con un aval de 219 partidos en la cima del fútbol español, por lo que se convierte en el cuarto técnico de los 16 que ha tenido el Real Zaragoza en este década con, en teoría, más cuajo y mundología. Víctor Fernández aterrizó en La Romareda con 630 encuentros en la mochila de los mejores sin contar sus aventuras en el extranjero, Víctor Muñoz acudió también al rescate con 256, mientras que Lucas Alcaraz sustituyó a Imanol Idiakez tras 299 presencias en equipos de Primera. Paco Herrera había pasado de refilón por Numancia y Celta de Vigo y Juan Ignacio Martínez se ganó cierta reputación entre el Levante y el Valladolid con una corta estancia en el Almería. Popovic, Carreras, Agné, Milla, Láinez, Natxo González, Idiakez, Baraja, Iván Martínez y Carcedo no habían tenido contacto con la aristocracia al tomar las riendas del conjunto aragonés.

No tiene nada en común con el resto. En realidad, ninguno de esos 16 entrenadores elegidos la tienen entre sí, algo que ha terminado por ser clave en la desorientación global y en el caos en el banquillo. Ni en estilos ni en caracteres ni en filosofía. Escribá propone algo distinto una vez más para guiar una nave que ha navegado por mil incendios: se aleja de los extremos y de las pasiones para intentar pacificar al equipo y la atmósfera para luego ir a la guerra con su escudo de Primera.

 

Fotografía: Tino Gil / Real Zaragoza

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