La permanencia, que se había convertido en el último eslabón obligatorio de la cadena entre el pasado y el futuro, ya es un hecho para el Real Zaragoza después de que el Almería haya vencido esta noche a la Real Sociedad B , el único perseguidor que le amenazaba más en serio. Los donostiarras suman 40 puntos por 49 de los aragoneses y sólo seis sobre el tapete para el equipo de Xabi Alonso, por lo que el encuentro del lunes al Real Oviedo se celebrará sin presión alguna para la escuadra de JIM. Así, el Real Zaragoza se ha liberado por fin de una carga bastante más psicológica que física por la ingente ventaja con la que contaban con los cuatro de abajo. El problema se trasladó hace algunas jornadas a soportar esta recta final sin objetivos hacia el terreno de la profesionalidad, el compromiso y la responsabilidad, lo que no ha tenido mucho éxito. Aprobado el trasvase de acciones a los nuevos propietarios por parte del Consejo Superior de Deportes, quedaba este requisito para que Jorge Mas y sus socios despejaran todos los trámites para su desembarco oficial. La próxima semana debería comenzar otro capítulo en la historia de un club que por primera vez se alimentará de capital extranjero después de más de dos décadas de decadencia y endeudamiento, de dueños locales que por desinterés, avaricia o ignorancia han fulminado el patrimonio económico y deportivo de la institución.
La presentación y saludas virtuales de Jorge Mas, presidente, y Raúl Sanllehí, director general, en la página web del la entidad y sobre todo los 16 millones de euros ingresados para proceder a la transacción de los títulos de la familia Alierta al grupo inversor cuando el CSD diese su visto bueno y el equipo rubricara la salvación, otorgaban suficiente credibilidad a esta operación de rescate que sin embargo aglutina un buen número de incógnitas por desvelar en cuanto a su magnitud. Abiertas las compuertas del cambio, falta información vital que irá conociéndose con el paso de los días. Pese a que la sensación es que todo va a mejorar sustancialmente por los mensajes que han lanzado las figuras más representativas de los compradores, el vértigo a lo desconocido ocupa su lugar. Falta por cerrar la adquisición de acciones de los minoritarios, con las sombras de la familia Yarza y de Forcén amenazando con instalarse entre los bastidores del nuevo escenario; cuál será el tamaño de la ampliación de capital y el de la reducción de la deuda para aumentar el límite salarial y dar un salto cualitativo en la plantilla; quiénes serán los rostros definitivos de los organigramas administrativo y deportivo después de que haya trascendido que Torrecilla tendría alguna opción de continuar; qué modelo se aplicará en el primer equipo y en la cantera… «No venimos al Real Zaragoza a entrar de manera abrupta». Hay que descubrir todas las aristas de esta frase pronunciada por Sanllehí en una puesta en escena conciliadora o al menos prudente.
De los ejecutivos del antiguo régimen no puede permanecer ninguno después de ocho años de gestión que ha finalizado en una venta por quiebra técnica y por la racanería de los empresarios que tomaron el relevo de Agapito Iglesias con una clara intención de negocio que no han logrado. El director deportivo, Miguel Torrecilla, y el entrenador, Juan Ignacio Martínez, parecían no contar con espacio en el proyecto, pero si uno de los dos tiene aún alguna opción de seguir sería el primero. El primero debería caer por imprudencia temeraria y el segundo, respetado y querido por haber colaborado a evitar dos descensos, porque ha demostrado en suficientes ocasiones, para bien y para mal, que es un entrenador para equipos en apuros que carecen de líderes en el vestuario y necesitan un perfil paternalista por encima de un profesional actualizado. Sanllehí y el director deportivo que elija — capital acertar en su selección–, van heredar 31 futbolistas con contrato de los que tan sólo 11 como mucho casarían dentro de una plantilla con aspiraciones de luchar por el ascenso: Cristian, Gámez, Jair, Chavarría, Francés, Grau, Francho, Juan Carlos Azón, Mar Aguado o Iván Azón y no todos en papeles principales. La cirugía tendría que ser casi integral para dar y buscar salidas y fichar jugadores que permitan un crecimiento sincero y sólido con la Ciudad Deportiva de fondo.
La nueva Romareda también juega en este partida. Para algunos es la reina. La derecha ya se ha enrocado en elevar un nuevo estadio sobre las cenizas del antiguo mientras ejecuta una consulta ciudadana, y la izquierda pide que se descubra la fórmula de financiación antes de establecer el lugar de la edificación, Todos, sin embargo, coinciden en saber antes cuáles son las intenciones de Jorge Mas, de qué manera el grupo que representa se va a involucrar económicamente en el estadio y en su explotación. Aunque el consenso político es absoluto sobre la necesidad de crear un campo, falta por esclarecer lo más importante: de donde saldrá el dinero ya que el ayuntamiento no lo tiene. Se ha apuntado a las instituciones, Gobierno de Aragón al frente, y a empresas que podrían involucrarse. Todo demasiado vago. No sería extraño un giro de 180 grados si desde Miami las directrices son otras.
La derrota del Sanse salva al Real Zaragoza sin más dilación y con tres jornadas por delante en las que habrá que evitar una erosión farragosa de los restos del naufragio de las dos últimas temporadas. Quizás no convenga tanto exponer a los que han participado poco en este curso, canteranos incluidos, porque este tramo más que una escuela o una oportunidad puede resultar un castigo que han de soportar los actores cabeza de cartel durante todo el curso. Mientras se consume este plato vacío, Jorge Mas y compañía irán presentando, se supone, un menú mucho más apetitoso en la mesa de un Real Zaragoza que necesita urgentemente ingresar de una vez en el siglo XXI para recuperar el lugar y la esencia que le hicieron respetable coloso.