Fuenlabrada y el desfibrilador

Los dos últimos partidos contra el Fuenlabrada, celebrados la temporada pasada, se jugaron en la sala de espera de urgencias para el conjunto aragonés. El de este domingo en el Fernando Torres no tiene tanta carga de responsabilidad, pero recomienda una victoria para no reingresar en la zona roja de la clasificación después de recibir el alta tras el triunfo en Alcorcón. El primero de ellos se disputó en La Romareda en la jornada 17 en una situación límite, con el Real Zaragoza varado en la última posición con tan solo 10 puntos (a cinco de los puestos de salvación) y el segundo, también con el corazón en un puño por el peligro de caer en las cuatro últimas posiciones, tuvo lugar en la jornada 33. En ambos casos se consiguió la victoria por un solo gol aunque con consecuencias muy distintas.

El 6 de diciembre más frío de la historia zaragocista, Iván Martínez, relevo de Rubén Baraja, se sentaba en el banquillo sabiendo que el club le busca un recambio. El técnico no había conseguido cambiar la dinámica perdedora iniciada con su colega con siete encuentros consecutivos sin conocer la victoria. Se llegaba a esa cita con cinco derrotas más y un Fuenlabrada con suficientes argumentos como para hacer que esa terrible racha tuviera continuidad. Un disparo de Bermejo al palo, un mano a mano de Iván Azón con Pol Freixanet… Pero en el minuto 59, Juanjo Narváez se inventó un taconazo de espaldas a la portería para sorprender al portero, un gol que hubo que defender hasta el último suspiro, cuando Cristian erró en una salida por alto y Jair sacó bajo el larguero lo que parecía el empate. Dos desplazamientos posteriores a Almería y Sporting se saldaron con sendos 1-0 en contra y trajeron bajo el brazo a Juan Ignacio Martínez para obrar un milagro.

Cuatro meses después, el 5 de abril, el Real Zaragoza tenía algo de mejor salud pero no la suficiente. La amenaza de volver a instalarse entre los cuatro peores resucitó la angustia entre la afición y la plantilla. Los nervios, sin embargo, pasaron factura con un penalti cometido por Jair Amador. Cristian evitó el drama deteniendo el lanzamiento de Iban Salvador y otro disparo lejano del mismo futbolista al que el argentino respondido con una soberbia parada. Los empates anteriores contra Logroñés y Cartagena, resultados inesperados y muy dañinos, obligaban a ganar en el Fernando Torres. Apenas había razones en creer más allá del empate, pero la entrada al campo de Iván Azón lo cambió todo. En el minuto 86 luchó un balón imposible y provocó una pena máxima de la que huyeron los especialistas, sobre todo un Narváez que venía de fallar en un par de ocasiones. Apareció un héroe inesperado, el lateral Álvaro Tejero, quien cogió la pelota y marcó engañando a Belman.

Vuelve a escena el Fuenlabrada de José Luis Oltra. De nuevo en el Fernando Torres, con el Real Zaragoza apurando aún el oxígeno de los tres puntos de Santo Domingo en su primer triunfo y con los primeros goles del curso. Con el desfibrilador en una mano y la esperanza en la otra.

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