Juan Señor y Jorge Gaya, campanadas de vida por ARAELA

En el acto organizado ayer por la peña 60 Apellidos Maños con el objetivo de recaudar fondos para ARAELA y rendir homenaje a Jorge Gaya, miembro activo de ambas asociaciones y enfermo de ELA, nadie pudo contener las emociones. Fue una fiesta para hacer visible el dolor sin careta alguna, con la naturalidad de las personas que sufren la dolencia y de las familiares y amigos que la comparten, trufada de sonrisas y lágrimas, de un manantial de sentimientos encontrados y entrelazados para gritar a la sociedad que la necesitan. Esa Nochevieja adelantada abrigó a los afectados que estuvieron presentes con una dignidad ejemplar, acompañados por el cariño y la complicidad de los asistentes a una celebración que consiguió con creces su finalidad: ser eco rotundo para que la ELA tenga la atención económica e investigadora que requiere y merece. Sin duda, la lucha continúa y llevará tiempo, pero gestos de esta dimensión humana son el abono necesario para una tierra aún demasiado sorda con esta enfermedad.

La gala, tapizada en todo momento por el zaragocismo que impregna a la mayoría de quienes acudieron, tuvo un instante de alto voltaje emocional cuando, después de proyectarse en un par de vídeos los mensajes de Xavi Aguado y Andoni Cedrún en apoyo de ARAELA y de Jorge Gaya, el invitado estelar tomó la palabra para dirigirse directamente a Gaya. Juan Señor, seguramente el jugador más completo en la historia del Real Zaragoza, miró a los ojos del triatleta y le expresó su impotencia por no entender lo que estaba sufriendo y los porqués la dolencia elige a unos o a otros. En ese mensaje de incomprensión hacia la situación del socio de 60 Apellidos Maños, el exfutbolista, antes de entregarle la placa de Presidente Honorífico de la Peña, puso todo su acento en que en estas situaciones que exige una fortaleza personal ciclópea, fuera del alcance de quien es ajeno la deterioro que produce esa cruel cárcel sin ventanas al sol, debería valorar la cantidad y la calidad de personas que están a su lado, viajeros sinceros y comprometidos que intentan que su vida tenga sentido.

La charla de Señor fue seguida por la mirada y el corazón cristalinos de un Jorge Gaya muy observador de sus palabras mientras la sala, con la piel erizada por esa escena entre dos actores en papeles muy distintos pero protagonistas de la misma obra que es esta existencia en muchas ocasiones sin respuestas, rompió en aplausos. Sonaron entonces las campanadas de la vida por ARAELA en recuerdo de los que ya no están, de quienes siguen al pie del cañón y de aquellos que en un futuro recogerán el fruto de esta legión de seres humanos que descorchan todos los días la esperanza pese a que la ELA les ponga obstáculos que parecen insalvables.

Fotografía: Rubén Losada

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *