La aberración con Clemente y el lateral derecho

Que Enrique Clemente no haya disputado un solo segundo en el Real Zaragoza actual, con futbolistas perfectamente prescindibles y con el equipo en zona de descenso por su duplicada inocencia en ataque pero sobre todo en defensa, se enmarca dentro de la varias atrocidades que se están cometiendo en la dirección deportiva y técnica del equipo. El central, internacional sub 21 y titular en la plantilla que disputó el playoff de ascenso a Primera con Víctor Fernández en el banquillo, cumplió una año de cesión la temporada pasada en el Logroñés para regresar a ninguna parte. Con 22 años ha sido citado en los 13 partidos, pero no ha salido al campo en ninguna ocasión. Estamos frente a una clara maniobra de enfrentamiento negociador, con una oferta de renovación de contrato irrisoria por parte de Miguel Torrecilla y una negativa en redondo del futbolista a firmar. La consecuencia es que se sienta en el banquillo como mero espectador, en un conjunto al que no le sobra de nada, despreciando a una pieza con prestaciones para ser alineado con garantías en el eje de la retaguardia o de lateral izquierdo, donde Nieto está a años luz de su mejor versión y toda la responsabilidad recae en Pep Chavarría.

Juan Ignacio Martínez y Miguel Torrecilla ficharon a Lluís López del Espanyol, sobre el que han depositado una confianza a la que que el defensor catalán casi nunca ha correspondido, dejándose fotografiar demasiado cerca de alguno de los tantos recibidos. Su papel es el de tercer central por detrás de los intocables Francés y Jair, pero en esa posición de cierto privilegio no ha demostrado que esté por encima de Clemente. El caso se juega en los despachos y es un claro y desproporcionado castigo burocrático que va en perjuicio del profesional y del Real Zaragoza, de un asunto que la dirección general maneja personalmente con la habitual destreza de Luis Carlos Cuartero. El pulso resulta absurdo e inapropiado, pero el club se niega a ceder a aceptar la petición del canterano, que está un poco por encima del salario mínimo interprofesional en el fútbol.

El exilio de Clemente viene engarzado a un problema que no se ha sabido o querido resolver. Todos los puestos están doblados en la plantilla menos el del lateral derecho, quien con la lesión de Vigaray ha quedado en exclusividad para un Fran Gámez de rendimiento descendente y para el que no existe relevo. La maniobra experimental de JIM de trasladar a Francés a esa posición, como ocurrió en el mismo encuentro ante el Mirandés, para dar entrada a Lluís López junto a Jair, descompone la naturalidad de la línea si no mejor sí más regular del equipo. Poner a Francés en el costado de principio o moverlo durante el encuentro debilita la retaguardia por el centro, despista a Jair y rebaja la trascendencia en el juego del propio Francés. Ese movimiento de piezas no trae nada bueno.

Durante las cuatro primeras jornadas, JIM convocó a Ángel López después de haber elogiado su trabajo en la pretemporada, y le volvió a citar ante la Real Sociedad B. El lateral, ahora en el Juvenil de Javier Garcés junto a Pablo Cortés, podría ser perfectamente el escudero de Gámez si fuera necesario y sin necesidad de traslados que alteren el orden de las cosas. Pero tampoco se contempla esa posibilidad en otra pésima y desconcertante lectura de un Real Zaragoza que se niega incomprensiblemente a enriquecer en la medida de lo posible su capital competitivo.