Nadie ha descendido con 38 puntos y solo 30 goles en contra en la jornada 33
Hay tres cuestiones que sobre el papel ensombrecen las nueves jornadas que le restan el Real Zaragoza para confirmar su permanencia en Segunda: en primer lugar un calendario sobrecogedor, con rivales de primera línea como Almería, Girona, Sporting, Espanyol, Mallorca y Leganés; en segundo, por su raquítica capacidad ofensiva, y, por último, por la escasa credibilidad de su fútbol. Los encuentros frente a Lugo, Las Palmas y Castellón se observan como la fuente de la vida en caso de victorias, ya que con 9 puntos más sumaría 47, una cantidad suficiente para salvarse según la tendencia actual y los duelos directos que restan entre los de abajo. La cuestión se centra más en alcanzar esa cifra mágica que en cómo y contra quién.
La historia y las estadísticas son compañeras peligrosas, sobre todo en la recta final de todo campeonato donde la lógica de la clasificación suele saltar por los aires. En el caso de lo imponderable de los marcadores el Real Zaragoza podría ser el más beneficiado. Sin embargo, con los guarimos del conjunto aragonés a estas alturas del torneo, se puede casi asegurar que conservará la categoría siguiendo el dictado de las temporadas en Segunda desde que la disputan 22 equipos (1997-1998). Su principal argumento reside en su sistema defensivo: nadie con tan solo 30 goles en contra en la jornada 33 ha descendido. Ese amurallamiento contrasta con los 27 tantos que lleva a favor. Aquí es donde el Real Zaragoza puede desplegar su máximo optimismo porque no existe equipo alguno en los 23 ejercicios anteriores que con esas 27 dianas haya logrado recolectar 38 puntos. Su eficacia en ataque es descomunal.
La historia salva al Real Zaragoza de todas todas. Eso sí, tendrá que poner de su parte para añadir como mínimo nueve puntos más. Sus armas están sobre la mesa: candado defensivo y algún gol ganador de vez en cuando, terreno donde se maneja con singular maestría y ninguna concesión estética.
