La efeméride nos recuerda que hoy es el 41 cumpleaños de Luciano Galleti, sin que se haya transcurrido aún un mes de su gol, que se celebra cada 17 de marzo eternamente joven y con casi idéntica devoción que el de Nayim los 10 de mayo. En el santoral zaragocista, Gigi y el Hueso reinarán de por vida porque viajaron más allá del tiempo reglamentado, un espacio extraordinario que si lo conquistas sobre el caballo alado de la gloria te unge con la inmortalidad. En el Parque de los Príncipes, en la montaña mágica de Montjuïc, bajo dos noches iluminadas por la constelación de una felicidad desbocada de sonrisas y lágrimas, de locura irrefrenable, el Real Zaragoza saboreó la perfección. En el paladar del fútbol no existen tantos momentos calcados por su belleza y significado en el mismo equipo, dos instantes de embrujo. ¿Qué se le pasó por la cabeza a Nayim para dibujar esa parábola? ¿Cómo se le ocurrió a Galleti ese golpeo hechizado? Fueron hijos del mismo duende, del que te susurra ahora o nunca y te muestra dos puertas abiertas en la imaginación, un universo paralelo en los límites de la realidad. De un gol soñado a otro volaron las musas para posarse en el Real Zaragoza y su olimpo de las prórrogas.
Galletti, el otro gol soñado
