La Junta más triste de la historia: «Hay que vender sí o sí»

La sala de prensa de La Romareda ha sido el escenario de la Junta General de Accionistas más triste en la historia del Real Zaragoza. Seis personas, entre ellos los consejeros afines a César Alierta (Sainz de Varnda, Uguet y Blasco), y otros tres en representación de los accionistas minoritarios… Sin Yarza, ni Forcén ni Iribarren, que han delegado sus votos en el presidente Lapetra sin justificar su ausencia pero en un claro gesto de disconformidad con las maniobras que la parte mayoritaria está realizando de forma unilateral para la venta de sus acciones (el 51%). La exposición de las cuentas y su aprobación, por lo tanto, se han ejecutado con celeridad en esa atmósfera fría, desangelada y deprimente por el deterioro de la instalación en la que los ruegos y preguntas han tenido una duración aproximada de 20 minutos. Lapetra, como en anteriores ocasiones, ha repetido que la viabilidad del club pasa por la venta de jugadores «sí o sí». Por si existía alguna duda al respecto. Y se ha aclarado que la destitución de Iván Martínez fue cuestión de la los responsables de la Ciudad Deportiva.

La posterior comparecencia del presidente ante los medios de comunicación tampoco ha elevado la alegría de la mañana. Ni la información. La ausencia de los consejeros minoritarios no se ha explicado y tampoco si existe una crisis interna en la propiedad, como resulta evidente. «Ha habido otras veces que han faltado consejeros y han delegado en mí, como ha sido el caso en esta ocasión. Supongo que por sus agendas de trabajo no han podido estar», ha dicho Lapetra, quien sobre cómo afrontará el Real Zaragoza el mercado de invierno, ha comunicado que Miguel Torrecilla dará mañana una rueda de prensa para esclarecerlo todo. En ese sentido están a la espera de poder aumentar el porcentaje que CVC adelantará a los clubes para elevar las posibilidades de mejorar una plantilla con las fichas del primer equipo copadas ahora mismo.

Sus explicaciones han sido una constante huida hacia adelante (o hacia atrás) en cuanto se la han formulado preguntas sobre el estado una compraventa de la que siguen escuchando ofertas. Sin más. De La nueva Romareda y el consenso político para su construcción, ha mostrado su satisfacción por el avance que supone para la ciudad y para el club con ese horizonte del Mundial del 2030 al fondo — «sería una unidad de negocio de explotación– sin entrar si la actual propiedad participará en la inversión. En cuanto a las mejoras de la Ciudad Deportiva, se ha centrado en el cambio del césped artificial y de la intención de replantar los de hierba natural en cuanto acaben las competiciones. «Existe un proyecto para un cambio integral». ¿Qué falta? Nada menos que llegue una financiación. Del aluvión de deudas con Hacienda y los acreedores, Lapetra ha descubierto para gloria de la ingeniería financiera que en cuanto comiencen a desaparecer, el club tendrá una mayor maniobra económica…

Para terminar con esta exposición de la nada, el ejecutivo sin poder de ejecución ha prometido una mejora con la gestión social paralizada por la pandemia, entre ellas un mayor acercamiento a las peña «para retomar la normalidad». También ha hecho su particular apunte deportivo al cierre de la primera vuelta. «A tenor de los resultados y de lo que hemos visto, sin estar descontentos deberíamos subir un peldaño el nivel de exigencia nuestra y del equipo si queremos estar en los playoff. Hemos competido con todos y mi opinión es que, excepto en dos o tres partidos, hemos competido con holgura». Punto final a la junta más pobre de la historia en participación y en expectativas. Con un futuro en el aire de CVC y un consejo reñido bajo el techo dela mugrienta de la sala de presa de La Romareda.

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