La leyenda del insuperable

Juan Ignacio Martínez se presentó un frío y pandémico mes de diciembre, hace poco menos de un año, con el Real Zaragoza en penúltima posición después de sólo haberse llevado uno de sus últimos ocho encuentros y con dos entrenadores destituidos, Rubén Baraja e Iván Martínez. Sin goles de sus delanteros, con doce partidos perdidos por la mínima y un vestuario congelado psicológicamente, el técnico alicantino se puso manos a la obra para recuperar a la plantilla desde la fortaleza defensiva y un constante discurso de autoayuda, fórmulas que surtieron efecto para salvar la categoría: el objetivo era no encajar y marcar con lo mínimo.

En 24 jornadas, JIM firmó con su equipo renacido diez victorias, siete empates y siete derrotas. Superar al conjunto aragonés se convirtió en una empresa muy compleja para sus rivales. En lo que va de actual temporada, vencerle es poco menos que imposible, siguiendo una pauta competitiva si no similar sí pareja. Lo han hecho Valladolid y Cartagena con un gol en propia meta de Gámez y el sábado se quedó en solitario en el trono de los invencibles de la categoría tras tumbar al Las Palmas en un su hasta entonces inmaculado estadio. Con el técnico alicantino al frente, el Real Zaragoza ha caído en nueve de 40 partidos de Liga, un porcentaje bajísimo y que convierte a JIM en el técnico de Segunda con menos derrotas en ese periodo.

Los diez empates, nueve de ellos consecutivos, amenazaron hace tres jornadas con dejar al conjunto aragonés en la sala de depresivos de la competición. La tacada de triunfos ante Burgos, Sporting y Las Palmas, los dos últimos con cuajo y fútbol, han despejado las nubes para vislumbrar un futuro iluminado, diferente al menos. Ningún otro compañero de profesión presenta esta campaña un blindaje similar, ni entre los clubes ascendidos de Segunda B ni de los descendidos de Primera. De los que se mantienen en el banquillo del curso pasado, todos suman más de nueve partidos perdidos en algunos casos de forma compartida con sus relevos. David Gallego en el Sporting (6+6); Bolo en la Ponferradina (8+3) Pepe Mel en Las Palmas (9+3); Oltra en el Fuenlabrada (6+6); Ramis en el Tenerife (7+3), Ziganda en el Real Oviedo (7+3); Garitano, ya destituido en el Leganes (4+7); Francisco y Míchel en el Girona (5+7); Pellicer y José Alberto en el Málaga (10+5), Carrión en el Cartagena (6+8), Jose Alberto Mirandes y Lolo Escobar en el Mirandés (11+7).

Rubén Albés con 7 en el Lugo y Rubi con 4 en el Almería entre el final de la 2020-2021 y lo consumido de esta temporada sí muestran un global mejor, pero no se puede comparar con la leyenda de JIM ya que ambos tomaron las riendas de la dirección técnica en las 7 y 6 últimas jornadas respectivamente, es decir con una cifra muy inferior de partidos que el alicantino. La capacidad de Juan Ignacio Martínez para dotar a sus jugadores de resistencia y superación a la adversidad, además de elegir la participación de la mayoría (el sábado se estrenó Clemente) como nuevo patrón frente a un calendario cargado de compromisos, han hecho del Real Zaragoza un búnker cimentado en el anterior ejercicio para salvaguardar la categoría y que ahora muestra, por el momento, un grosor extraordinario como edificio para atacar otros objetivos.

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