La mística de la victoria

La Romareda va a vestir su mejores galas en un encuentro que se celebra la víspera del Pilar. Enfrente, los dos equipos representativos de Aragón en la élite sin interiorizar en las vitrinas. El partido entre Real Zaragoza y Huesca viene dentro de un envoltorio festivo-cultural, de alegría ciudadana y el gusanillo de la rivalidad por dentro. Todos los protagonistas, de una manera u otra, han decorado el lunes de espiritualidad, de pasiones, de adoración a sus respectivos clubes. El fútbol es uno de los grandes motores emocionales de esta sociedad y este encuentro ofrece el marco ideal para que despliegue toda su poesía. Por fuera, sin embargo, la mística se reduce a los puntos en juego, a una victoria que necesitan ambos como el comer, sobre todo el conjunto de Juan Ignacio Martínez. Lo prosaico combatirá con esa atmósfera que ya de por sí es un triunfo, la proximidad a la normalidad civil tras el virus y un estadio vibrante y vivo. Porque el Real Zaragoza, metido en zona de descenso, necesita ganar su primer partido en casa para que todo ese espectáculo cobre sentido y, por su puesto, para escalar en una clasificación que podría llenarse de clavos en el caso de no hacerlo. Todos esos ingredientes convierten la cita en especial, también para un Huesca con una buena mochila de dudas a las espaldas. Los extremos se tocan: el placer del juego con el peligro de la derrota. Estamos frente a una batalla con un resultado, sea el que sea, que dejará heridos en una guerra desigual en armamento económico, muy a favor de los oscenses, pero que ahora mismo no le diferencia casi en nada de un Real Zaragoza que aun muy pobre de goles que mantiene encendida la llama de las grandes ambiciones.

Con dos puntos menos, el equipo de JIM también envía mensajes de mayor competitividad frente a un adversario que no termina de salir del horno. No vence pero tampoco pierde y compensa sus desequilibrios ofensivos y defensivos con personalidad guerrera. Siempre le dan una puñalada primero, se repone y con la cicatriz todavía sin cerrar busca un golpe de gracia que no consigue precisamente por su candor atacante. El conjunto de Nacho Ambriz colecciona cuatro derrotas en sus últimos seis compromisos, de los que sólo ha sacado una victoria, y atrás se ahoga con su propio nudo, con errores impropios de un aspirante al ascenso. Tras esa fragilidad, no obstante, se vislumbran futbolistas con suficiente capacidad y calidad para influir por su cuenta. A estas alturas de la competición en este duelo entre los equipos con mayor posesión del campeonato no hay favorito por el que decantarse. Posiblemente quien marque primero esté muy cerca de los tres puntos, aunque tampoco es una garantía fiable. Será muy interesante descubrir quién cede la iniciativa por que si deciden insistir en el gobierno de los partidos como es su costumbre, el choque adquirirá un atractivo mayúsculo. Un pulso Eguaras-Seoane en un centro del campo donde Zapater y Vada con la ayuda de Nano Mesa tendrán que cruzar sables con Mikel Rico, Cristian Salvador (por fin en su posición natural) o Nwakali. En ese epicentro se localiza el éxito.

El Real Zaragoza pierde a Francés, con la sub 21. Para entender ese ausencia, es como comeenzar la partida de ajedrez sin tu reina. Y aunque Francho había sido desplazado del once por Vada, su baja, ahora por lesión, reduce mucho el físico del conjunto blanquillo. De la respuesta de Lluís López, hasta ahora vaga en la contundencia cuando ha sido titular, dependerá un equipo que busca en la atención y regularidad defensivas su mejora y su progresión. Por mucho que yerre arriba o que los porteros se luzcan, JIM y la historia de Segunda marcan el único camino correcto para crecer o evolucionar, la seguridad colectiva en los grandes y pequeños detalles una vez que el balón no te pertenezca. El Huesca también tiene pendiente esa asignatura que suspende a veces con estrépito. A ninguno de los dos, en realidad, le sobra nada en un encuentro que exige de todo y que tiene en Marc Mateu al jugador más diferencial de la categoría en cuanto a asistencias y a centros al área, detalle que el Real Zaragoza deberá tener muy en cuenta si el partido tiende a irse por fuera.

Con el Pilar llamando a las puertas, La Romareda ardiendo antes y durante el choque y el desafío de la proximidad física en el mapa geográfico y clasificatorio, el partido rebosa lirismo. JIM quiere hacer más feliz a la afición del Real Zaragoza con un triunfo que despeje sospechas e ilumine no sólo la noche del lunes. En este pulso, la mística lleva un marca de autenticidad que sobresale sobre las demás, la de la victoria.

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