La guerra por cómo y sobre todo dónde construir la nueva Romareda se está decidiendo en un campo de batalla puramente urbanístico que apunta directo al barrio de San José como ubicación definitiva de la construcción. Gobierno y Ayuntamiento coinciden en la necesidad imperiosa de un nuevo estadio, financiación que se realizaría actuando con los suelos (los de la Romareda) y que cuenta con la bendición desde el consistorio del Gobierno PP-Cs y del PSOE. El interés masivo de que el campo se ubique en la zona ya elegida sólo encuentra la oposición de la familia Yarza, que defiende una remodelación del viejo estadio, lo que activaría el convenio que firmó el club con el Ayuntamiento para hacerse cargo de las obras con dinero público que devolvería a plazos y que concedería al Real Zaragoza la explotación de La Romareda durante 75 años. Esta vía se da prácticamente por descartada, con César Alierta en el polo opuesto de los Yarza.
Las obras de prolongación de la avenida de Tenor Fleta, que se esperan que estén acabadas para finales de este año o principios del que viene, es uno de los movimientos que indican que la partida está en juego. Esos trabajos, ninguneados por el propio Azcón a su llegada a la alcaldía, se activaron con urgencia. El impacto de la obra va mucho más allá de la conexión con el Tercer Cinturón, sobre todo para los grandes inmobiliarias de la ciudad. El terreno donde se pretende elevar el campo de fútbol, donde se celebraban las antiguas ferias de Zaragoza, es de propiedad privada, lo que implica sin eufemismos una avalancha de especulación con la la construcción de viviendas de fondo. El principal titular de la zona es un fondo de inversión, pero en ese listado aparecen nombres como los de las familias Luego, Carreras y, cómo no, la omnipresente Forestalia. Asimismo, como informa Eduardo Bayona en Público , Jorge Azcón votó en la Junta de Gobierno a favor de una operación urbanística en San José para construir 532 pisos que llevaba más de una década paralizada, y en la que sus padres son socios, y de otra de 409 congelada desde 2009 y que ahora firma como arquitecto uno de sus hermanos.
Otro de los argumentos expuestos por uno los partidos del consistorio para defender ese espacio como el idóneo para la nueva Romareda es que se quiere convertir la línea de cercanías en una especie de metro ligero para desplazar a los futuros trabajadores de Amazom que vivan en San José. El acuerdo sobre la ubicación del estadio, con Lambán inquieto por el tanto que se apuntaría Azcón en un futurible pulso por la DGA, se da por hecho pese a la oposición que presentan el resto de los grupos del Ayuntamiento.
Gracias por esta interesante información. Sería preciso que también aparezca en la prensa generalista…pero eso ya es mucho pedir ahora