Manolo Villanova: «El corazón nos dice que el Real Zaragoza se salvará, pero hacen falta otras cosas»

Manolo Villanova ha visto todos los colores del arcoiris como jugador y entrenador del Real Zaragoza. Ahora lo hace como un ciudadano más, pero distingue perfectamente los rincones y les espacios diáfanos de una casa que fue la suya. Sentimentalmente, aún lo es. Y desde ese perspectiva tan amplia considera que el equipo «puede salvarse, aunque deberá mejorar en muchos aspectos. En muchos». El exportero, que ha dirigido al equipo en tres etapas diferentes y en tres décadas diferentes, siendo el octavo entrenador en la historia del club con más encuentros en el banquillo del club aragonés, se distingue por su franqueza. Un hombre directo, sin dobleces ni paños calientes dentro ni fuera del vestuario. «No hay tan mal equipo, pero nos equivocamos sin pensamos que la permanencia se lograra con solo desearla. «El corazón nos dice que el Real Zaragoza se salvará, pero hacen falta otras cosas, y ahora mismo el equipo se caracteriza por la anarquía, algo que el entrenador ha de solucionar de inmediato». Ese desgobierno se produce, según Villanova, por «la mala configuración de la plantilla. No sé quién es el máximo responsable, pero el desequilibrio es absoluto».

El extécnico añade que «la preparación física no es la mejor para un grupo donde tan poco sobra el talento, la calidad. Y encima ahora tienes un problema añadido, que Cristian, para mí un portero magnífico que ha hecho cosas increíbles, está fallando. Le miras a a cara y te dice que no está a gusto, que sufre donde antes se divertía. Esto es grave. Tiene que volver porque es muy necesario, vital diría yo». Observa al argento como pieza fundamental y señala que es curioso que junto a Narváez, el equipo se sostenga en gran parte en chicos recién salidos de la cantera. «Francho, por ejemplo, tiene una magníficas condiciones, pero hay que exigirle dentro de un orden. No pude ser que lleve el equipo a sus espaldas. Se le carga con excesiva responsabilidad aunque lo está asumiendo con carácter». La pérdida de confianza puede ser otro de los obstáculos a superar. «Tampoco se reforzó el equipo como se debía en el mercado de invierno, y si estás donde estás no es por casualidad. La consecuencia directa de todo esto y de los malos resultados te empujan a las dudas, y Juan Ignacio Martínez tendrá que seguir trabajando en ese sentido. También en el táctico, porque realmente me cuesta comprender en ocasiones a qué juega el Real Zaragoza».

En este contexto, Villanova estima que el entrenador tendría que tener un apoyo constante del club, «si no ofreces la imagen de desamparo actual. Además hay que tener en cuenta que nos debemos preparar para la lucha con rivales que muerden, que están hechos para este tipo de batallas. Hay que corregir tanto…». En ese taller de reparaciones, aconseja atender y mucho al aspecto ofensivo. «Si no se funciona con un delantero, si existe esa sequía goleadora tan escandalosa, sería conveniente probar con dos puntas. No entiendo lo del ariete estático que juega fuera de su campo de acción y sin extremos, si laterales que suban. Yo veo juntos a Narváez, quien está completamente desconectado en banda, y a Azón, un chico fuerte, con un buen manejo del balón y que mezclaría muy bien con Narváez porque además la permitiría mayor libertad de movimientos para llegar, que lo que le gusta».

El corazón de los aficionados bombea optimismo aun con preocupación. El de Villanova, también aunque su experiencia le susurra que, en ocasiones como esta, la ilusión puede confundirse disfrazada de espejismo. «Sacrifico, voluntad y mucho trabajo», receta este doctor que demuestra su zaragocismo diciendo lo que piensa y pensando lo que dice.

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