Miguel Pardeza: «Lo que más angustia al club y a la afición es esta travesía por el desierto»

Ahora vive en la literatura, tan lejos del fútbol como puede permitírselo alguien que con un balón en los pies escribió obras imprescindibles para el fútbol español y para el Real Zaragoza. Alguien que formó parte de una generación, la Quinta del Buitre, que lideró la revolución de las individualidades en un juego y un país donde imperaba el credo de la raza. Después de publicar Torneo y Angelópolis, dos libros con pinceladas autobiográficas, Miguel Pardeza construye sin prisa una recopilación de artículos. Vive muy ajeno a la actualidad del deporte profesional, es decir vive. Sin embargo, en ese escogido exilio de las noticias de la corte, es capaz de analizar lo que ocurre en palacio. Su tiempo de futbolista y director deportivo en el club aragonés le permiten si no interiorizar en el problema esencial y sus raíces, sí detectar en la epidermis algunas de las causas que han aproximado al Real Zaragoza al abismo. «Partiendo de que me faltan muchos elementos de juicio, está claro que se está viviendo una etapa compleja. Son demasiados años en una categoría que no nos merece y parece que se ha generado una normalidad muy cómoda».

Organizar el caos es en sí un ejercicio caótico. Pardeza prefiere explicarlo lo más ajeno posible a la tormenta de sucesos o personajes. «La realidad se ha complicado mucho y la amenaza de los últimos puestos está condicionando el desarrollo de la temporada y, aunque sea triste decirlo, el objetivo principal ha pasado a ser evitar apuros en un contexto de artificialidad. Lo estrambótico de la pandemia ha influido. Su afición es un valor activo a lo largo de la historia, un público exigente pero al mismo tiempo emocional capaz de tirar del equipo en situaciones difíciles y ahora ese factor, que debería haber sido determinante en las dos últimas temporadas, no lo está siendo por la obligada ausencia». La Romareda de dura ternura, hija de los extremos meteorológicos de esta tierra, se ha rejuvenecido en gran parte, y sus pretensiones son más de pertenencia que de glorias inminentes, fruto por otra parte del estado de supervivencia. «No soy capaz de ponerme en la psicología del jugador de hoy y de cómo administra la presión o la atmósfera actual. El fútbol en general se ha homogeneizado bastante y posiblemente el nivel medio haya subido unos milímetros, pero lo que se ha ganado por ese lado se ha perdido en talento individual. Por otra parte estamos hablando de futbolistas cuya carrera se ha desarrollado en Segunda o en Segunda B incluso. Estoy hay que entenderlo en el nivel de la categoría donde están».

Insiste en la influencia del estadio vacío como cuestión determinante para que al menos el año pasado se hubiera dado el salto a la élite. «Cuando se reinauguró la competición, perdió varios partidos consecutivos en casa, lo que terminó condenando al equipo cuando estaba muy bien situado para el ascenso directo. La pregunta es si eso hubiese ocurrido con el apoyo de la afición. Yo me atrevo a decir que no hubiese ocurrido lo que pasó. Se habría ganado lo suficiente para poder subir». Pardeza pasa de puntillas por las aserciones categóricas, por la sentencia gratuita. Aun así, es inevitable que observe el Real Zaragoza con una proximidad especial. «Todo esto me afecta desde el punto de vista sentimental. A fin de cuentas en el Real Zaragoza desarrollé gran parte de mi carrera profesional, tengo muchos amigos, mi hija vive allí y me consideró parte de la ciudad y de la historia del club. Esto no deja de ser una gran anomalía. Se puede bajar puntualmente, pero ni el más pesimista ni el más agorero podía imaginar que esta situación fuera posible. Cunado pasan los dos primeros años y te quedas sin reservas económicas para recuperar la categoría, terminas convirtiéndote en otro equipo cualquiera. Te queda el estadio, la historia, tu afición con el hándicap de que debemos luchar con las mismas herramientas que el resto con el peso de la historia, lo que juega en tu contra. En cualquier caso creo que esto es muy complejo y se debe a muchas circunstancias».

El exfutbolista también señala la delgada línea que separa el éxito del fracaso sobre este peligroso funanbulismo. «Ha habido buenas y malas plantillas en función de las posibilidades. Recuerdo a muy buenos delanteros como Luis Suárez, Borja Iglesias…. Se ha hecho mejor y peor, pero si no te salen las cosas, las limitaciones con las que te mueves en el mercado te obligan a partir casi siempre de cero. No puedes retener a tus mejores elementos al menos un par de temporadas, lo que te obliga a constantes aventuras por lo general de riegos, en un mercado muy competitivo en el que no estás solo. Lo de captar a Borja, que venía del Celta B, o lo de Luis Suárez, del Nástic, tiene un mérito».

El descenso a Segunda B está tocando con los nudillos en la puerta del club, en ocasiones con puño de hierro. «No me lo quiero ni plantear. El equipo no está bien pero tampoco tan mal. Ha conseguido salir de las últimas posiciones y además hay muchos otros implicados», comenta Pardeza, quien regresa a la particularidad del Real Zaragoza para seguir comprendiendo la dimensión de sus dificultades, la de un gigante que camina en estos tiempos con zapato de barro. «La exigencia es tan alta que resulta incompatible con la estabilidad. Es así de triste. Cuando te estás jugando la temporada a todo o nada es difícil mantener la fe. La velocidad a la que vive el club, construyendo plantillas casi de la nada. Si estás en Primera y no logras tu objetivo, hay un margen. Pero en Segunda, con una única meta como el ascenso si te alejas tanto el desequilibrio se apodera de muchas cosas».

«La gran paradoja en un club como el Real Zaragoza es que su ingente historia y sus títulos se convierten ahora en un peso. Y la presión se multiplica, pero son las condiciones que hay que comprender y aceptar cuando uno viene a jugar a este club. Hay que enviar ese mensaje a los futbolistas que la responsabilidad es alta, que la historia del club lo demanda y lo requiere y si tienen que dar un plus, este es el equipo para darlo». Esta reflexión procede de alguien exigido por la ambición propia y de los lugares que ha visitado. Real Madrid, Real Zaragoza, selección española… Para Miguel Pardeza, el mensaje vitalicio ha de ser siempre el más alto, el del ascenso. «Lo que más angustia al club y a la afición es esta travesía por el desierto y nadie termina de entender dónde está la salida o la solución. Habría que entrar en un laboratorio para analizarlo en profundidad».

One comment on “Miguel Pardeza: «Lo que más angustia al club y a la afición es esta travesía por el desierto»

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    No recuerdo ni una sola entrevista o rueda de prensa de Cuartero. Pero sí que recuerdo muchas entrevistas y ruedas de prensa de Pardeza ¡¡Y qué diferencia!! Recuerdo cómo dio la cara y dimitió por un descenso del que fue el único «no culpable». En la siguiente entrada se pregunta de quién se puede prescindir en el Zaragoza. Pues yo, a Pardeza lo quiero de presidente, vicepresidente, consejero, director general, director deportivo, lo que sea… Pero dentro del club!! En un día de trabajo, va a aportar más que Cuartero en 10 años

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