Muchas gracias a Iván Azón

Volvió al banquillo en el partido de despedida de la temporada en La Romareda, como si Juan Ignacio Martínez quisiera morir matando con sus ideas, las que han prefijado desde el principio de sus tiempos en el Real Zaragoza a Iván Azón como carne de suplencia. No había razón alguna para que el canterano no fuera elegido para la la titularidad después de un sobresaliente partido en el Carlos Tartiere, donde participó en el gol del empate y envió un testarazo de ariete de altura al palo. Pero JIM prefirió seguir arriba con Sabin Merino y sumó a Álvaro Giménez, una pareja a años sombra de la productividad del aragonés. Este tipo de decisiones, incluso en una cita sin trascendencia, son las que han confirmado que el técnico alicantino ha fortificado su leyenda de buen gestor gracias a lo que le han entregado los chicos de la Ciudad Deportiva, no a la mayor parte de fraudes que le ha traído Miguel Torrecilla desde que ambos se juraron amor eterno.

El encuentro contra el Lugo sirvió para poco salvo para agigantar la figura de Azón frente a las injusticias que se han cometido con él y para disfrutar de Daniel Lasure en su regreso a un campo de fútbol. El Real Zaragoza ganó un encuentro condenado al empate por un pase magnífico al espacio de Francés y por la administración del atacante para domesticar el balón, utilizar su cuerpo para protegerlo y asistir con pulcra generosidad a la llegada de Vada para que marcara el argentino. Sabin se había marchado ya si es que alguna vez llegó desde que fue adquirido al Leganés y Álvaro seguía por allí, con ese compás cansino y tardío que le caracteriza. A punto estuvo Lasure de adornar su vuelta de mayor simbolismo con un disparo potente que obligó a Whalley emplearse a fondo. El conjunto aragonés, muy alejado de la versión pop que ofreció en el empate frete al Oviedo, poco más dio de sí, encogido y arrugado hasta que salió Azón y sacudió la atmósfera con su electricidad.

El Lugo mereció mejor suerte por ocasiones y por la laxitud veraniega del Real Zaragoza, que parecía correr sobre la arena seca de la playa, torpe sobre todo en el serial de errores de Lluís López y en el rastro melancólico de Eugeni, un futbolista indie que se funde tras un par de esfuerzos. Una parada de Cristian, quien también tuvo su momento de desfase con una salida loca hasta medio campo, y la justa expulsión de Xavi Torres por morder con los tacos el tobillo de Gámez, condicionaron el partido. En inferioridad, los gallegos cometieron su único error de la noche al dejar libre de marca y con un pasillo inmenso a Azón. El gol de Vada bajó por este curso el telón de La Romareda, por donde se vio feliz a Iván y a Daniel, y a JIM camino de su último servicio al club en San Sebastián. Los tiempos van a cambiar y tienen que cambiar.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Fran Gámez, Francés (Francho, m.89) , Lluis López, Chavarría (Lasure, m.65); Eugeni (Vada, m.46), Petrovic, Jaume Grau; Bermejo (Puche, m.81), Álvaro Giménez y Sabin Merino (Iván Azón, m.46).

CD Lugo: Oscar; Campadabal (Ricard, m.62), Alberto, Diego Alende (Antonetti, m.82), Lebedenko; Clavería, Xavi Torres, Señé; Iriome (Pita, m.62), Chris Ramos y Sebas Moyano (Cuellar, m.62).

Gol: 1-0. M.74. Vada.

Árbitro: Moreno Aragón. Expusó con roja, tras aviso del VAR, a Xavi Torres, del Lugo (m.59) y a un miembro del cuerpo técnico del Lugo (m.90). Amonestó con tarjeta amarilla a Cristian Álvarez y Chavarría por el equipo zaragocista y a Sebas Moyano y Alberto por los visitantes.

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