Ni petardos ni fenómenos

Gran parte del análisis deportivo de la derrota contra el Leganés se sustenta en dos aspectos: el error de Nieto en la cesión corta a Cristian que supuso el primer gol y en el resultado. En el apartado de anexos aparecen una cuestionable alineación de JIM, un mal arbitro de toda la vida, un rival fullero pero sin duda mejor… Ocurre en el fútbol y especialmente en este Real Zaragoza de cierta bipolaridad, de invitación al extremismo por su naturaleza inestable que parte de una surrealista configuración veraniega, algo que se empezaba a pasar por alto. Quizás todo se podría resumir en una frase reciente de Juan Ignacio Martínez: «Ni antes éramos unos petardos ni ahora unos fenómenos».

El 0-2 ha dolido porque antes del partido había posibilidades muy reales de una atractiva aproximación al departamento de promoción de ascenso y, de repente, el equipo se ha deslizado en la clasificación hacia lugares intermedios. La búsqueda o caza de culpables se antoja un ejercicio excesivo en un equipo que venía de ganar tres encuentros consecutivos con un fútbol más que correcto, puntería y actitud de superación. El desencanto telúrico de este tropiezo reafirma que La Romareda se le atraganta porque los rivales le ceden gustosos el protagonismo, y en ese papel es menos feliz que corriendo a campo abierto.

El Amorebieta le invitará a lo mismo en Lezama el próximo domingo, pero si vence, el sol saldrá de nuevo. Esos momentos de luz y la complejidad para abatirle no deberían cegar su realidad, porque su destino depende de hacer el equilibrio una herramienta constante. Y en ese contrapeso no puede obviar que es un equipo de a diario, que no puede distraerse lo más mínimo en el regocijo o la euforia. La promoción de ascenso no es su objetivo, pero en una categoría permisiva con la irregularidad, tampoco ha de renunciar de cuajo a colarse entre los seis primeros aunque no aparezca en la lista de invitados. Lo que tiene que eludir, desde luego, es exhibirse en público, evitar que ciertos jugadores u otros profesionales de la plantilla aseguren que van a bajar la luna a la afición.

Zapater y Eguaras no estuvieron finos. Nadie recibió la visita de las musas ante el Leganés. Pero Zapater y Eguaras, señalados en un centro del campo en el que fueron meros espectadores, habían sido titulares en Las Palmas y en Burgos. Igbekeme, que se quedó fuera esta vez, también había sido de la partida en el Gran Canaria y ante el Sporting. Una de las excelencias remarcadas en ese periodo de triunfos ha sido el mapa democrático de participación diseñado por JIM, con rotaciones a granel y una respuesta si no similar sí muy parecida jugara quien jugara. Que un equipo no echa de menos a nadie es una mentira piadosa, sobre todo cuando va corto de efectivos diferenciadores, si bien es cierto que la armonía, forzada o no por las circunstancias, ha dado sus réditos.

Otra cosa distinta es que a largo plazo sea posible conservar una estabilidad competitiva sin sus elementos principales, entre ellos por ejemplo Narváez aun en su perfil más terrenal. El Real Zaragoza se desenvuelve en un ecosistema voluble cuyo único eje veraz es la reunión de futbolistas alrededor de una hoguera compartida. Nano Mesa y Álvaro Giménez han encontrado el gol; Bermejo ofreció un recital en Las Palmas, Borja Sainz deja detalles individuales de altura; Jair es un muro, Francho derrocha corazón y pulmón y Francés actúa como un central de élite. No obstante, todos ellos y el resto (incluido un Cristian que se va ganando algún pero a su leyenda) pierden amplitud lejos de ese fuego que vigila Juan Ignacio Martínez, un entrenador de andar por casa que fluctúa entre aciertos y errores pero cuyo espíritu agrupador resulta imprescindible en este presente incierto del Real Zaragoza.

Ni antes eran unos fenómenos ni por perder este lunes, unos petardos. Lo que tiene que trabajar es el término medio, un sala de espera no exenta de ambiciones pero con proyecciones que hagan crecer al equipo desde el estudio de sí mismo. ¿Francés de lateral? ¿Petrovic en el once? ¿Cinco minutos para Azón? ¿Por qué Clemente no puede desenvolverse de lateral izquierdo? ¿Para qué se fichó a Yanis? El calendario hierve en el final de la primera vuelta y en el principio de la segunda. En ese plazo se va a descubrir mucho de un Real Zaragoza sin caballería, de un ejército de a pie cuya fortaleza reside en no perder el paso corporativo.

One comment on “Ni petardos ni fenómenos

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    El único petardo en este partido ha sido Jim. Cada vez que ha faltado Gámez, se empeña en poner a Francés de lateral y a Luis de central y debería ser al revés. Ahí comienzan los problemas del Zaragoza. Podemos seguir con Eguarás y Bermejo, incluso con Álvaro. Pero no entiendo cómo no ve una cosa tan clara como que al Zaragoza se le nubla la visión cuando no está Francés en el centro

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