La presencia de Gabriel Fernández en ataque tiene un trasfondo político- económico dentro del club. Solo así se entiende la insistencia de Juan Ignacio Martínez en un futbolista que ha fracasado en todas las oportunidades que se le han concedido, demasiadas para su nulo rendimiento goleador. Lo más grave es que esa decisión consensuada sigue eclipsando a Iván Azón, un jugador de mayor amplitud ofensiva pese a su juventud y un proceso de aprendizaje suficiente en este contexto para ser la referencia atacante del Real Zaragoza. El entrenador sigue enrocado, se supone a la espera de que el ariete cedido por el Celta marque algún día y pueda justificar lo injustificable.
La alineación presenta varias novedades. Se esperaban la mayoría, algunas por obligación como es el caso de Francés por Peybernes, imposibilitado para jugar por la cláusula del miedo impuesta en su cesión del Almería, y otras por pura lógica como el regreso de Francés por un Eguaras completamente erosionado. Lo más llamativo, por la confianza absoluta que JIM tenía en el centrocampista, es la ausencia de Bermejo, razonable por otra parte con su progresivo descenso de prestaciones, que nunca han sido demasiadas. De esta forma debuta en el once Sanabria, reclamado desde hace tiempo, en una medular en la que sigue Adrián. Sobre este equipo que se enfrenta al Almería, sin embargo, la presencia del Toro se ha convertido en un culebrón con capítulos que sobran desde hace tiempo.
