Richelieu 2.0

«No tengo más enemigos que los del Estado». Por un momento ha dado la impresión de que Miguel Torrecilla, en su comparecencia para valorar el mercado invernal, gestión de la que sido protagonista absoluto al menos de cara al público, citaba al impacable cardenal Richelieu. Aunque todas sus reflexiones partían tras una máscara de piadoso ejecutivo de club, cada palabra del director deportivo, ajustada o no a la realidad, contenía una altivez insuperable para el mejor pertiguista; no digamos para los enemigos, representados en la figura de un Íñigo Eguaras con el que mantiene un duelo tenaz entre los bastidores mediáticos. El director deportivo volvió a despedir al centrocampista de un sablazo, indicando que el navarro, más o menos, está para pocos trotes y que el club, con la aprobación de Juan Ignacio Martínez, prácticamente le prejubiló. Almería, sin embargo, se antoja un destino dorado en comparación con el contexto actual del Real Zaragoza, por lo que se confirma que entre el centrocampista y el tándem Torrecilla-JIM (confirmó el ejecutivo que no son matrimonio) había cables de alta tensión de por medio.

Hombre de empresa a carta cabal, en todo momento incidió en su estupenda labor profesional para liquidar diez operaciones que le han supuesto un desgaste importante pero de las que se siente muy satisfecho. Tanto que ya se ha puesto manos a la obra para armar la plantilla de cara a la próxima temporada. Que a estas alturas y con su decepcionante hoja de servicios pueda, como ha hecho, erigirse en arquitecto de otro proyecto más, indica que el vacío de poderes existente en el Real Zaragoza le permite otorgarse todos los mandos que considere oportunos. Así se está valiendo de las debilidades y desatenciones de la propiedad para construirse una catedral a sí mismo, inaccesible en el caso de que la compraventa no cuaje antes de que expire su contrato el próximo 30 de junio.

Está encantado de haberse conocido, y lo transmite con indulgencia y una dulce toxicidad. El equipo, sin fútbol ni gol, va a luchar por la salvación y, sin embargo, el prelado remarcó a la incrédula feligresía que la pomada, la promoción de ascenso, misterio que le fue desvelado bajo el manto de San Pedro del Pinatar, sigue vigente. La desfachatez del visionario, que se encargó también de darle matarile a Yanis por sus continuos viajes con la selección, no puede ser de semejante tamaño. Tiene que teatralizar al máximo para justificar su puesto. ¿O no? Consentido por otro miembro de la iglesia satánica como es Luis Carlos Cuartero, se ha metido tanto en su papel que dejaría a Richelieu en un humilde aprendiz de conspirador.

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