‘Soporícero’

Las buenas sensaciones de algunos momentos de algunos partidos contra rivales menores y la lluvia de ocasiones generadas sin ser capaz de beber una sola gota de ese manantial salvaje se han esfumado. El Real Zaragoza, como consecuencia de una impotencia goleadora enfermiza de nacimiento, se ha destapado definitivamente como un equipo soporífero e insustancial que le pone mucho empeño a querer ganar sin saber exactamente cómo se conjuga ese verbo. El Real Oviedo, cuya arquitectura descubre a un bloque ideal, aun rácano y pragmático, para estar en la parte alta de la tabla, vino a La Romareda a no perder y lo consiguió sin grandes esfuerzos. Hubo escaramuzas en el área de Femenias y Cristian Álvarez solo intervino a un último disparo de Joni Montiel que le cogió sin mucha visibilidad pero con los puños despiertos para evitar lo peor. Fue un partido sin porteros porque así lo decedideron los asturianos y porque el conjunto aragonés llega como más empeño que ideas hasta la media luna y se eclipsa por completo.

No le da para supercompetitivo ni para cuentos similares. Juan Ignacio Martínez hizo debutar a Vada en un centro del campo superpoblado e incomprensiblemente huérfano de Francho, y recuperó a Bermejo para poblar la medular e impedir que el equipo de Ziganda impusiera su mayor talento. El argentino destacó entre esa aglomeración por recursos técnicos y deseo de participación constante, pero esa apuesta del técnico se tragó a Eguaras y a Zapater, aparcó a Bermejo en la intrascendencia habitual, condujo a Nano Mesa a la vulgaridad y aisló a Acón entre dos rocas, Dani Calvo y David Costas. Errores consecutivos y graves en la precisión del pase, lentitud en la circulación, atascos en las jerarquías… Con un Oviedo muy conservador pese a la exquisita rebeldía de Borja Sánchez, hubo que llamar a urgencias en varias fases del encuentro. Y allí acudió la ambulancia medicalizada hasta los neumáticos de Alejandro Francés, doctor en medicina, junto a otro sanador como Jair para conservar intacta al menos la porteria de Cristian.

El central zaragozano volvió a su posición natural y si hay que calificarlo con la nota más alta sobre un 10, sumó un 20. Magnífico en todos los retos vinieran de quien vinieran, de Boja Sánchez o un Borja Bastón a quien le secó la colada para un mes e incluso en posiciones acrobáticas de despeje por las que se llevaría la medalla de ojo en unos JJOO en ejercicio de suelo. Intrépido, tan seguro de sí mismo, inteligente, furioso. De categoría, con diferencia el mejor futbolista de la delicada plantilla del Real Zaragoza, cuya flacidez muestra a un contorsionista sin red sobre una manada de caimanes tras pasar el Ramadán. Una vez que el Alcorcón ha marcado en esta jornada y que la Real Sociedad B ha hecho un par de tantos precisamente en Santo Domingo, el cortejo de JIM es ya, a la espera de más resultados de la jornada, el más pobre en ataque y sólo ese eje central inconmensurable cuando no está Lluís López ha amortiguado una situación todavía más delicada. No, en crisis no está ahora, la crisis viene de un mercado de infame pese que inicio del campeonato pudiera indicar que no se hizo tan mal. La Fundación, Torrecilla… La coalición de los mentirosos y un entrenador que cada jornada entra en el taller de la alineación para reparar lo irreparable. Por lo menos hasta que caiga el duro invierno y se admita que hay que fichar un delantero en un escaparate poco fiable.

En la mejor entrada, con el aforo al cien por cien y la afición enamorada por una nueva aventura, el Real Zaragoza, que ya había perdido mucho crédito en Lugo, protagonizó su peor partido. La entrada de Francho, César Yanis y Narváez, ausente en el once por sus molestias, dio un poco de color a la palidez ofensiva. No así el ingreso de Álvaro Giménez, que se sabe que ha jugado al repasar las actas de los encuentros. De titular o de reserva, con el futbolista ilicitano dan ganas de contratar un detective para que lo localice. A toque de corneta, con laterales que no levantan en la mayoría de las ocasiones medio palmo el balón en los centros laterales, y el Oviedo blindado atrás, acabó un encuentro pastoso, de ritmos paquidérmicos, y la verdad se instala por completo en el destino: hay que salvarse.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Fran Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Eguaras; Bermejo (Adrián, m.88), Zapater (Francho, m.46), Vada (Alvaro Giménez, m.76), Nano Mesa (Yanis, m.46); e Iván Azón (Narváez, m.69).

Real Oviedo: Femenías; Lucas, David Costas, Dani Calvo, Mossa (Arribas, m.84); Jirka (Montiel, m.58), Jimmy, Brugman (Matheus Aias, m.84), Borja Sánchez (Javi Mier, m.69); Viti (Pombo, m.69) y Borja Bastón.

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