Santos, el gol de La Romareda

La Romareda presentará esta tarde un aspecto muy próximo al latido natural de afluencia que paralizó la pandemia. Se especula, una vez que Sanidad ha consentido que los estados al aire libre puedan cubrir el 100% de sus aforos, con que cerca de 20.000 aficionados acudan al encuentro frente al Real Oviedo, una imagen que representa el avance sanitario en la lucha contra el covid y que devuelve al Real Zaragoza a una normalidad que ha echado tanto de menos por la influencia de su gente en los partidos. El templo donde se adoró a los Magníficos, los Zaraguayos, los héroes de París y otras generaciones de jugadores legendarios abre sus puertas de par en par para acompañar en esta ocasión a un equipo abonado al infierno y sin gol cuanndo si por algo ha destacado a lo largo de la historia es por su excelsa colección de artilleros y por su fama frente a las porterías rivales.

Necesita marcar en casa para sumar su segunda victoria de la temporada y calmar los ánimos por mucho que los mensajes oficiales inviten a ver la botella medio llena. Si Juan Ignacio Martínez pudiese elegir a dos futbolistas de la rica crónica zaragocista, haría bien en reclamar la figura de Eleuterio Santos. ¿Por qué? Porque el tinerfeño, además de pertenecer a un conjunto maravilloso y ganador y formar parte junto a Marcelino, Lapetra, Canario y Villa una de las delanteras más prestigiosas de todos los tiempos, destacó por ser el goleador por excelencia de La Romareda, solo un poco más que el Pulpo Murillo, otro mito. Yeyo, el más joven de esa quinta, consiguió 94 tantos a lo largo de su carrera en la capital aragonesa, que se extendió durante diez temporadas (la última en Segunda para regresar de inmediato a la élite). Marcelino, Pichi Alonso, Murillo y Pardeza la preceden en la lista de máximo realizadores, pero nadie como él conoció los secretos para marcar en casa. De esas 94 dianas, 77 las logró en La Romareda, con 11 dobletes y un par de hat-trick. De 17 los que se inventó fuera, quizás el más significativo fue el 0-3 al Leeds (1-3  final) en el minuto 13 en un encuentro que figura en la joyería de la memoria zaragocista.

Fichado al Tenerife por 1.700.000 pesetas de la época  fue el máximo anotador del equipo en la 66-67, la 69-70 y la 70-71. Y también el jugador con más goles (28) en Copa, así como el segundo en competiciones europeas empatado a 12 con Villa y sólo superado por Marcelino (20). No, no era un ariete, ni mucho menos aunque lo pareciera. Santos era un 8 de toda la vida, un interior derecho exquisito. «Era eminentemente técnico, pero que además era incansable, de los que no paraba de correr. En realidad lo tenía todo, pues también poseía un buen disparo, visión de juego, inteligencia táctica y hacía goles», lo definen desde Tenerife, donde es considerado un ídolo. “Un todocampista que hoy valdría millones de euros. Recuerdo que Heriberto Herrera le dijo una vez que su regate y su cambio de juego no los había visto nunca. Y además de clase, también tenía una condición física tremenda y mucho gol, pues llegaba desde atrás y tenía un golpeo extraordinario», añaden testigos de su etapa en el club canario.

Marcelino metió 88 de sus 119 goles en La Romareda, y Murillo, los mismos, pero nadie como Eleuterio Santos para abrir el candado en El Municipal en Liga, Copa, Copa de Ferias y Recopa. Su porcentaje, un 88%, es el más alto como realizador doméstico. Hoy el Real Zaragoza necesita ganar y, por obligación, desprenderse de su terrible maldición en el área rival ya que de las cinco dianas tan sólo la de Narváez a la Real Sociedad B ha sido en el hogar. Eleuterio Santos, internacional con España en una ocasión frente a Suecia, tenía la fórmula mágica en un campo que hoy volverá a parecerse, por fin, a aquel que vibró con el inolvidable interior tinerfeño.

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