Todos puntúan menos el Real Zaragoza

El Real Zaragoza ha  visto mermada su ventaja con respecto a la zona de descenso. Antes de empezar la jornada, contaba con seis puntos de colchón. Ahora está a cinco después de perder en Gerona y de que siete de los ocho de los últimos clasificados hayan sumado en un fin de semana atípico y nada favorable para el conjunto de Juan Ignacio Martínez. Salvo el Lugo, perdedor del pulso directo con el Alcorcón (1-3), el resto ha conseguido avanzar hacia la permanencia por muy lejos que se encuentren. Lo que se traduce de estos marcadores es que nadie se rinde, pero sobre todo que, como ocurre a estas alturas de la temporada, los resultados pierden la lógica del resto del torneo.

Ese es el mensaje que debe recoger y entender el equipo aragonés, el que le han enviado desde el sótano: al mínimo despiste puede verse involucrado de nuevo en problemas. Aún cuenta con una renta suficiente como gestionar su futuro sin angustias, ya que con 47 o 48 puntos estaría salvado. No conviene, sin embargo, abandonarse a que el resto aflojará como se ha demostrado en esta fecha del calendario. El derbi asturiano se lo ha llevado el Real Oviedo en el Molinón (0-1) contra un Sporting metido en playoff y que el próximo viernes visitará La Romareda con más necesidades de las previstas tras este tropiezo. La victoria del Castellón en casa ante el Mallorca (1-0) hizo saltar el casino de los pobres, y la del Albacete ante el Mirandés (1-0), quizás la menos trascendente, han sido las otras notas destacadas de este revolución del proletariado de Segunda.

Los empates del Sabadell en Fuenlabrada (2-2), del Logroñés en su estadio ante el Rayo (0-0) y del Cartagena en su feudo contra el Tenerife (0-0) completan esta jornada con alarma incorporada. El Real Zaragoza juega en lo que resta de competición con Sporting, Lugo, Espanyol, Las Palmas, Castellón, Mallorca y Leganés. Los triunfos frente a Fuenlabrada y el Almería llenaron sus pulmones de oxígeno puro, pero entre su derrota en Montilivi, el zarpazo en masa del pelotón que le persigue y esos siete encuentros nada amables que le esperan, su reacción ha de ser lo más inmediata posible.

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