Tres centrales y dos atacantes para solucionar las bajas de Eguaras y Francho

Si la ausencia de Francho ha propiciado un auténtico seísmo de gran escala en el centro del campo y el equipo, añadir la baja de Eguaras por acumulación de tarjetas ha descompuesto por completo la idea de Juan Ignacio Martínez, quien se encuentra con una delicada tesitura para elegir formato de juego y jugadores que puedan interpretarlo. Contra el Real Oviedo, se decantó por Zapater y Larrazabal en la medular, dos futbolistas sin minutos cuya mezcla se tradujo en un fútbol improductivo al que su sumó un Bermejo negado y previsible en la conducción. Y, por sorpresa, prescindió de Igbekeme, con más piernas y pulmón que los escogidos por el entrenador.

Sin Francho, Eguaras, Sanabria ni Javi Ros, JIM se enfrenta a un dilema considerable y un vacío inquietante porque se verá obligado recomponer el once sin un guía por delante de la defensa, por lo que el doble pivote se postula como una opción hasta cierto punto razonable en el marco de su método. La asociación Zapater-Igbekeme emerge factible pero no fiable. Otras opciones como Adrián o Bermejo en esas funciones van contranatura de las condiciones de estos futbolistas. El 1-4-1-4-1 habrá que aparcarlo para mejor ocasión y rediseñar, al menos contra el Tenerife, una alineación que huérfana del centro del campo como núcleo de operaciones defensivas se debería refugiar en un sistema más hermético desde la retaguardia.

Incluir a Peybernes en una línea de cinco defensas dotaría al Real Zaragoza, en teoría y seguramente en la práctica, de un escudo suficiente para sostener esa columna vertebral herida y obligada a la reinvención. Zapater e Igbekeme serán fijos. La cuestión en qué diseño serían más fértiles. Puesto que el capitán no puede realizar un gran despliegue físico, anclarlo por delante de la defensa con Igbekeme a la izquierda y otro centrocampista a la derecha (Adrián o Bermejo) podría ser una alternativa. Ese triángulo aparenta fragilidad, pero en caso de urgencias la presencia de tres centrales apuntala el edificio, y los laterales adelantados fortifican los costados. La labor de Zapater sería muy específica y de perfil claramente conservador, mientras el nigeriano combinaría con prudencia las ayudas al ejeano y alguna salto hacia adelante. El papel de Adrián o Bermejo, sin olvidar que su puesto es de guardia, se enmarcaría dentro de una mayor libertad para crear y contactar con la gente de arriba, donde se produciría otra gran novedad: la conjunción de Narváez y Alegría o Azón para compensar esa arquitectura novedosa.

El 1-5-3-2 es un sistema en apariencia muy conservador, dependiendo generalmente de los jugadores con que se cuente, pero sin apenas evoluciones por fuera, agrupa al equipo mucho más y permite, y esto quizás sea lo más interesante, contar con dos delanteros en un Real Zaragoza sin gol, ni ocasiones, ni asistentes. Narváez es imprescindible en un regreso a territorios en los que mejor se expresa y habría que encontrarle compañero de aventuras. ¿Alegría o Azón? En función de ese esquema, el zaragozano asoma con más prestaciones por velocidad y capacidades de presión extrema, con un derroche y desgaste sobre la defensa rival que beneficiaría al punta colombiano. El hallazgo del mayor equilibrio posible es el objetivo en una circunstancias muy especiales y en un momento crítico en el que el Real Zaragoza no se puede permitir quedar a la intemperie.