Un esquema nuevo en el nombre de Vada

El Real Zaragoza necesita recuperar el equilibrio táctico de inmediato después de perder pie en Lugo con un once poco comprensible, sobre todo en la ocupación en las bandas. Pero también debería Juan Ignacio Martínez plantearse otro tipo de diseño en función de la plantilla con la que cuenta, una concentración de futbolistas ofensivos pero con escaso gol. El técnico suele decantarse por un tridente en el centro del campo con dos laterales adelantados para aumentar la ocupación de espacios en la medular. Con ese formato ha dominado todos los partidos y se han generado ocasiones sin que los tantos conseguidos hayan sido, salvo el de la falta en Alcorcón, como consecuencia de elaboración alguna. En todos ellos, el delantero ha deambulado como una figura decorativa, mucho más en el caso de Álvaro Giménez, y las rupturas a la espalda de las defensas han sido exclusivas de la visión de Eguaras con pases muy largos. Que el último centro pertenezca por lo general al navarro reduce la aportación creativa de Zapater y Francho, dedicados a echar carbón a la máquina.

El equipo pide un mensajero cerca del jugador más adelantado, y en esa lista figura el nombre de Valentín Vada, aunque esa novedad implicaría cambiar a un 1-4-4-1-1 con un doble pivote Eguaras-Francho (pese al excelente trabajo de Zapater) con Narváez por la izquierda y Nano Mesa por la derecha. En ataque se podría dar una atractiva variación a un 1-4-2-3-1 con cuatro futbolistas de ataque de distintos perfiles. La clave, claro está, es Vada, un elemento mucho más diferenciador cerca del área que en puestos de conservación de la pelota. Si JIM se decantara por alinear de inicio y al argentino y liberarle para enlazar con el delantero o combinar con quien se le ofrezca de cerca, el Real Zaragoza estaría más próximo a la tipología de futbolistas contratados. Pese a que reduciría el protagonismo de Eguaras, le permitiría una ubicación más estable, protegida y de menos recorrido con el beneficio de la movilidad de Vada entre líneas para filtrar balones a un receptor de calidad por dentro.

Nano Mesa, Narvavéz, Vada e Iván Azón… El cóctel es sugerente y podría ser productivo, pero obligaría a que el entrenador cambiara su tradicional apuesta por un único y solitario punta. JIM no sólo tendría que atender a la parcela ofensiva para cerrar de una vez la sangría defensiva que, aunque gota a gota, le mete en los partidos con el marcador en contra. Los experimentos de Francés de lateral deberían acabarse porque, hoy en día, es uno de los mejores centrales de la categoría y porque se entiende a ciegas con Jair. La experiencia con Lluís López en el eje ha resultado un fiasco por la ternura del catalán en los marcajes. Gámez en una orilla y Chavarría en la otra y se cierra la cremallera atrás.

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