Winter is coming

El Real Zaragoza, con sonoros fiascos, tan sólo ha sacado provecho de media docena de los 30 fichajes realizados durante la última década en el mercado de invierno, donde acudirá de nuevo angustiado

El mercado de invierno en Segunda es un zoco de retales en el que hay que tener mucho olfato para encontrar una ganga. Dentro de mes y medio vuelve a abrirse para un Real Zaragoza que acudirá con calderilla en los bolsillos pese a que Raúl Sanllehí asegura que se ha guardado un fajo de billetes para abrigarse contra las inclemencias de la plantilla que ha vestido con harapos. El director general, sin embargo, volverá a recurrir a las sinergias o las posibles salidas negociadas con futbolistas con los que no se cuenta para adecentar un vestuario con poco fútbol, nada de gol y sin liderazgos reconocibles para superar la crisis desde la suma de fuertes personalidades.

A falta de seis jornadas para enero, y con un nuevo entrenador, Fran Escribá, sin argumentos sólidos para pensar que el conjunto aragonés puede reactivarse más allá de un alguna reacción aislada, el club busca un director deportivo que pilote o gobierne parte de la reforma hasta donde sea posible dentro del estrecho marco económico que establece la nueva propiedad. Desde una perspectiva sincera y real de mejora hace falta de todo, con especial énfasis en el centro del campo y en la delantera. Jerarcas con calidad física y técnica, extremos con desborde, mediaspunta con gol, un artillero… No da para la utopía, por lo que una vez más el Real Zaragoza se asoma a esta ventana con la cara de angustia de quien cuelga del vacío.

Se pensaba que el grupo Mas iba a evitar esta situación de desgaste continuado a mitad de competición, pero el fondo de inversión no ha subido el nivel del área deportiva aunque en los albores de su llegada ofreciera la tierra prometida. Al igual que con la Fundación y antes otros rectores de la apaleada institución desde que descendiera la última vez, a estas alturas el Real Zaragoza está a la cola de un bazar poco fiable. El club lo sabe por propia experiencia, ya que en este periodo ha contratado 3o futbolistas de los que apenas media docena han dejado sobresaliente recuerdo de su paso. Los fiascos, elementos de relleno y las medianías han sido norma de cesiones y fichajes con carta libertad o procedentes del mismo paro.

César Arzo, que cumplió más o menos su papel con Álvaro en el eje defensivo, fue el primero de una lista a la que se fueron sumando jugadores de escaso relieve como Natxo Insa, Campins, Dongou, el polémico Culio o Guitián. En la temporada 2016-2017 se produjo un desembarco estremecedor: Samaras, Edu Bedia, Saja, Jesus Valentin y Rolf Feltscher, con la estrella griega en visible decadencia. A ese cargamento se subieron más adelante Alfaro, Perone, Chechu Dorado, Linares, de nuevo Guitián, Burgui, Dani Torres, André Pereira, Sanabria, Álex Alegría, Sabin Merino y Eugeni, este último aún en el equipo. Unos participaron poco y la mayoría no dieron más de sí de lo que habían ofertado en otros destinos.

Apenas media docena se hicieron valer, los más lejanos Manu Lanzarote que venía del Asteras Tripolis griego y un Javi Ros honesto y siempre dispuesto que, procedente del Mallorca, se mantuvo siete temporadas en el Real Zaragoza. Javi Puado, en ataque, y El Yamiq, en defensa fueron dos aciertos en el último curso que se disputó el playoff de ascenso, mientras que Peybernes contuvo la defensa un año antes, con Jair o Francés a su lado, en un año que se jugó con fuego para evitar el descenso. Jaume Grau es la última pieza de cierta distinción adquirida en un mercado al que el Real Zaragoza vuelve con signos de congelación y un expediente nada halagüeño a la hora de escoger. Winter es coming.

 

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