La pretemporada y el despegue del campeonato dejaron una verdad y una impresión falsa: resulta que después de todo, de un proceso de compraventa que vició y dificultó la reconstrucción de la plantilla, de fichajes improvisados por falta de capital y de la confirmación por enésima vez de que la propiedad tiene el club como una penitencia una vez que se les va esfumando el negocio para el que llegaron, el equipo va respondiendo para mal a lo que se esperaba de él. Los ocho de Miguel Torrecilla rellenan vacíos sin confirmarse como piezas titulares indiscutibles, y el Real Zaragoza no levanta el vuelo porque tiene limitación de altura como consecuencia de un vestuario sobrecargado de futbolistas superficiales. En ese tiempo veraniego de espera e incertidumbres, lo cierto tuvo dos nombres propios: Ángel López y Pablo Cortés, con un Puche que dejó detalles más que interesantes –también en sus 9 minutos ante el Ibiza–. Estaban allí para completar el grupo, y sus actuaciones hay que enmarcarlas en su justa medida, en partidos de ensayo que no suelen dar la dimensión competitiva exacta. Lo de Luis Carbonell merece un capítulo aparte, porque dejar escapar a una jugador de esa calidad por muy tierno que esté en un Zaragoza sin brillo alguno, supone un movimiento injustificable.
Los chicos dejaron huella en San Pedro del Pinatar y Juan Ignacio Martínez los elogió, sobre todo al lateral derecho, citado en los cuatro primeros partidos de Liga sin participar un solo minuto. El interior fue devuelto al filial, al igual que Puche. Con diez jornadas disputadas, un solo triunfo, solo seis goles a favor y un Real Zaragoza que se ha desprendido por completo de aquella careta de aspirante a algo importante para reaparecer como un secundario con serias opciones de pasar una mala campaña, debería releerse la situación de estos canteranos. En ocasiones las urgencias llevan a decisiones equivocadas, y se reclama a gente de la casa como pataleta oportunista. No es el caso. Príncipes de París, además de tener su opinión sobre el asunto –muy favorable a que subieran al primer equipo–, consultó con responsables de la cantera zaragocista para conocer su parecer sobre la proyección de las promesas. La respuesta fue unánime, López y Cortés están cualificados, según su criterio, para estar y crecer con los mayores. Ahora, Emilio Larraz solo cuenta con el interior en el Deportivo Aragón, otro misterio en el que indagar.
Juan Ignacio Martínez tiene su biblia de cabecera, y en ella la cantera tiene los capítulos justos: Francés y Francho porque se lo han ganado e Iván Azón a regañadientes. El entrenador buscó la temporada pasada la experiencia para evitar el descenso, pero al final tuvo que rendirse a la evidencia de que además de su encomiable trabajo e interpretación de los hechos, la permanencia llevó el sello de los tres zaragozanos. Este curso, sin embargo, el entrenador quería asumir una empresa mayor, lícita en un club como el Real Zaragoza, pero el material que le proporcionó Torrecilla y la Fundación no le da ni de lejos para aproximarse a la seis primeras posiciones. Con todo sigue empeñado de que con trabajo y algo de fortuna, conseguirá llegar a la meta que se ha marcado, y será muy complicado de que cambie radicalmente un método y una línea de actuación que se van demostrando que no funcionan, que no sirve para conseguir triunfos ni un fútbol con cuajo. Adrián, Igbekeme, Petrovic, un Clemente condenado a no jugar, Nieto en su peor versión, y Javi Ros sin opción alguna… ¿De verdad que no se necesita una regeneración?
El escenario, con el aval de las personas que trabajan en el fútbol base, invita a que Ángel López, con un lateral derecho en el que sólo figura Gámez como especialista y ha forzado a situar a Francés en ese puesto, y Pablo Cortés, que no está ni de lejos por debajo de Bermejo ni Borja Sainz, se incorporen a las citaciones del Real Zaragoza. JIM podría interpretar que esa decisión traería consigo su renuncia a la pelea por estar en la pomada, un nuevo horizonte más modesto que no estaba en su ruta. Pero el Real Zaragoza orbita ahora mismo alrededor de otras cosas. Una de ellas la de promocionar en la medida de lo posible y sin una irrupción inmediata en la alineación a jugadores que no desentonarían en el equipo –e incluso lo mejorarían– y que sin duda aumentarían el patrimonio de un club que carece casi por completo de él. Además hablamos de futbolistas que, por carácter y fútbol, pueden avanzar en su progresión sin trauma alguno por el tamaño de la competición. López, Cortés… y Puche. ¿Por qué no? Subir a Primera es una quimera. Ascender a los tres o al menos a los dos primeros, la mejor maniobra en estos momentos.
Sevilla y real sociedad son ejemplos de lo que debería hacer el Zaragoza: ascender y crear una base apostando por la cantera. El español también ha creado una cantera mejor que la del farsa y le sirvió hace años para ascender y también el año pasado. Incluso el Málaga se ha salvado de desaparecer otra vez apostando por la cantera. Pero con este director deportivo y entrenador… Esta difícil!!