Zapater o Eguaras, esa es la cuestión

Alberto Zapater disputó contra el Tenerife el primer partido completo de la actual temporada. En sus anteriores apariciones en el once inicial –Leganés, Oviedo, en dos ocasiones, Espanyol y Castellón– fue relevado en partidos que acabaron en derrotas. Esta vez participó en el triunfo sobre el equipo canario, de principio a fin, para cubrir la ausencia por acumulación de amonestaciones de Eguaras, en una medular en la que se desenvolvió, en posición de ancla, con el mejor porcentaje de acierto en el pase (90%). Es la primera vez que Juan Ignacio Martínez, forzado las múltiples bajas en esa parcela, otorgó su confianza al aragonés, quien le respondió con un notable rendimiento El centrocampista se encuentra en un progresivo declive deportivo después de su milagroso regreso al fútbol y al Real Zaragoza después de tres años de martirio con el pubis y la espalda. «Para mí esto es un regalo que me da la vida, poder ponerme cada día la camiseta del Real Zaragoza», dijo en su presentación en 2016, siete años después de haber sido traspasado –cómo no, por la bancarrota del club — en dirección al Genoa.

Apura cada instante como si fuera el último a sus 35 años, a años luz de aquel Zapater cuyo poderío físico sedujo a Víctor Muñoz. Su rol en el vestuario, sin ser un líder natural, se centra, por experiencia y compromiso, en buscar el equilibrio emocional del grupo, transmitiendo en la medida que es es lo posible su agudo sentido de pertenencia al Real Zaragoza. Fernte al Rayo Vallecano, este viernes, JIM, aún sin Francho y la vuelta de Eguaras, tendrá que decidir si mantiene al ejeano en la alineación o si devuelve al navarro a esa posición tan específica por delante de la defensa. Podría, también, asociarlos y descabalgar del once a Igbekeme, pero las bajas revoluciones de ambos indican que esa mezcla implicaría un riesgo excesivo ante un Rayo que tiene en la velocidad una de sus principales armas.

Por lo tanto, solo puedo quedar uno. Íñigo Eguaras es el favorito. Desde que el entrenador le puso en solitario para administrar la salida del balón y sus esfuerzos, se desenvuelve muy cómodo. El testigo de la ruptura de líneas y de la presión ha pasado a Francho, a quien busca y encuentra como gran desahogo del equipo y personal. Eguaras tampoco es un portento en el consumo de kilómetros, por debajo de un Zapater incluso con sus limitaciones, pero siempre se espera de él que la musa que le acompaña en la visualización del último pase marque una diferencia definitiva en los partidos. La cara B de su nueva ubicación, sin embargo, le ha alejado mucho de zonas más influyentes en ataque, representado un papel próximo al mediocentro estático, espacio donde Zapater es mejor tácticamente. JIM no es muy amigo de cambiar lo que funciona, y el capitán le respondió al ser reclamado. El debate está servido, aunque la continuidad de Zapater posiblemente no sería mal plan pese a que Eguaras ofrezca registros más amplios en la construcción del juego.

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