Charly y la fábrica de los horrores

El director general cumple un lustro al frente del cargo con constantes fracasos ligados a su gestión y a una capacidad de supervivencia unida más a los amiguismos que a sus capacidades

Luis Carlos Cuartero ha cumplido en marzo un lustro al frente de la dirección general del Real Zaragoza convertido en una de las figuras más vilipendiadas del zaragocismo. Ese rechazo social está ligado directamente a su estrecha relación con el anterior dueño del club, Agapito Iglesias, dilapidador de la economía de la institución del que fue cómplice deportivo y amigo desde que en diciembre de 2012 fuera nombrado por el mismo empresario soriano componente de la Comisión Deportiva del club y responsable de la Fundación. Con el exjugador dentro del organigrama ejecutivo de la entidad, el equipo comenzó un descenso a los infiernos que esta temporada amenaza con culminar su desplome con el descenso a Segunda B y las consecuencias que tendría semejante catástrofe. Los ocho años del equipo en Segunda, que serán nueve el próximo curso, guardan un paralelismo puntual con su gestión primero con Agapito, que, según aseguró Radio Zaragoza, al traspasar en 2014 sus acciones a los actuales propietarios blindó su posible destitución con una cantidad que triplica su sueldo anual, y hasta la fecha con la Fundación 2032, respaldado sobre todo por los consejeros Fernando de Yarza y Juan Forcén, con quienes le une una estrecha amistad.

Con ese currículum de constantes fracasos, su estancia en el club supone uno de los grandes misterios de la historia zaragocista, acentuada, además, por ostentar una responsabilidad ajena a experiencia alguna en las funciones inherentes al cargo ni a una preparación en áreas anexas al empleo que ejecuta. Esa hoja en blanco incrementa las sospechas de que la dirección general se le entregó y se le mantiene por cuestiones meramente ajenas a su conocimiento o preparación, y condicionadas a una connivencia con el poder. La concatenación de sus operaciones, desde fichajes de jugadores, directores deportivos y entrenadores, manifiestan un modus operandi rústico cuyo principal objetivo es la defensa a ultranza de su espeluznante jerarquía decisoria y, por supuesto, de la suculenta nómina que percibe.

Charly, como se le conoce popularmente, desarrolló toda su trayectoria deportiva en el Real Zaragoza, en donde llegó a ser capitán antes de su retirada, en el año 2009. Más tarde se mantuvo trabajando en distintas funciones en la estructura del club hasta que se produjo su desembarco en los despachos. Era un jugador con un gran talento desde que debutó con 17 años, un futbolista de clase, internacional en las categorías inferiores de la selección española, capacitado para ocupar cualquier puesto de la defensa. Su falta de ambición le condujo a refugiarse en un segundo y desapasionado plano en el que sintió cómodo durante 16 temporadas. Esa conducta sombría, de superviviente, le acompaña y le define tres décadas después, hermético y distante con la afición y con los medios de comunicación, embalado en un silencio sepulcral tras el que se protege de una nefasta gestión compartida, pero no de las críticas y de una animadversión general y justificada salvo por sus grandes benefactores, Agapito Iglesias, Fernando de Yarza y Juan Forcén.

El pasado mes de diciembre, la desastrosa confección de la plantilla y la terrible situación del equipo en la clasificación, supuso la salida de Lalo Arantegui de la dirección deportiva, a la que había llegado en 2017 (con renovación de contrato posterior hasta 2022) avalado por Cuartero. En ese momento se especuló con que esa crisis se llevaría también por delante al director general, pero su vínculo con las fuerzas ocultas y su innata capacidad de resistencia anularon, si lo hubo, cualquier tentativa de destituirle al frente de su particular y genuina fábrica de los horrores, donde permanece intocable sobre su figura de paja con una estructura de hierro.

02 comments on “Charly y la fábrica de los horrores

  • Entryes un , Direct link to comment

    Yo no sé cuáles son las funciones de Cuartero. Si su única función es elegir al director deportivo y que éste sea el que toma todas las decisiones, me sobra. ¿Por qué no se saca del paro a Pardeza? Ha sido el mejor director deportivo que hemos tenido. Acertó en TODOS los fichajes. Y me vale tanto para director deportivo como para director general (sin saber exactamente lo que hace)

  • Maño de Vilassar , Direct link to comment

    Caballero de triste figura este personaje. Y como jugador, en cuanto llegó a profesional, un mediocre futbolista

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