El caso ‘LambaMbappé’

El personal se ha puesto de uñas por un tuit del presidente Javier Lambán que critica el «affaire» de Mbappé y el Real Madrid. Se apoya en la carta de «un gran amigo» ¿imaginario? que diserta sobre los beneficios deportivos de que la estrella francesa se quede finalmente en el PSG para hacer su propio apunte sobre «la miserable prepotencia del dinero». No ha podido resistirse a participar de este huracán mediático y le han caído palos por todas partes y de todos los colores por preocuparse más del supuesto equipo de sus amores y no hacerlo por el Real Zaragoza al que representa institucionalmente. Es lo que tienen las redes sociales incluso para el alto standing social, su invitación para entrar por una puerta tan sencilla de abrir y tan liberada de herméticos protocolos y su exposición al desnudo en un juicio popular inmisericorde. Lambán, como cualquier otro usuario, puede expresar lo que le venga en gana del mundanal ruido que orbita a diario a su alrededor. Lo ha hecho del Madrid pero podría haber comentado también su parecer sobre Eurovisión. Por su cargo, se le pide, eso sí, mesura, equilibrio, sensibilidad y memoria. Pero a fin de cuentas es un ser humano ni más ni menos. Es decir, una víctima de Twitter, la pared universal donde todos somos grafiteros públicos o anónimos.

Que sea del Madrid o del Alcoyano no es relevante para que haga mejor o peor su trabajo desde El Pignatelli. Ese argumento oportunista es fácilmente rebatible por la profesionalidad con que ejecute sus funciones, que van más allá del fútbol al que tan poco amor profesa en realidad y que abrazan un territorio tan inmenso en todos los sentidos como Aragón. La historia y no un tuit le pondrá en su sitio. Y esa historia en un marco aún muy presente, no la suya pero sí la de su partido, emerge afilada cuando Lambán remata su apunte dominguero por una apuesta «porque la defensa inteligente de lo razonable acabe prevaleciendo sobre la injustificable y miserable prepotencia del dinero». Aquí entramos en un terreno más pantanoso. Todos estamos de acuerdo en que este deporte ha sobrepasado los límites de la decencia económica al igual que lo ha hecho la política en imnumerables ocasiones. Pero habría que recordarle al presidente antes de dejarse arrastrar por la vena dogmática que el Gobierno socialista de Marcelino Iglesias patrocinó, animó y alimentó la gran ruina del Real Zaragoza con Agapito Iglesias como estandarte de la nada razonable ignominia.

Quizás debería Lambán, aunque asesores tiene su santa iglesia, no haber utilizado a Mbappé como fuente de inspiración teniendo en cuenta la susceptible epidermis del zaragocismo, vapuleado durante más de 15 años por rescatadores de todo pelaje ideológico que además han dejado las arcas de sus propia instituciones como un solar donde la construcción de una nueva Romareda ha sufrido y sufre todo tipo de zancadillas. Twitter no es más que la reposición de Artemisa, la isla desde donde las sirenas incitan al marinero digital a saltar del barco por una ola de gloriosa inspiración. En ocasiones es mejor ponerse cera en la yema de los dedos antes de teclear.

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