La exhibición goleadora de Rafa Mir en el Ciudad de Valencia decoró la victoria de la SD Huesca (0-2), un triunfo cargado de argumentos, solidaridad y, lo más importante, de vida para un equipo que no ceja en el empeño de salvarse pese a todos los obstáculos. Los tres puntos, después de cuatro jornadas sin ganar, le meten de lleno en la lucha por la permanencia. Contra el Levante jugó con la estabilidad táctica y la serenidad mental de un equipo alejado de cualquier tipo de presión. Como si se tratara un encuentro más, como si el objetivo fuera vencer por el simple placer de hacerlo. Lo consiguió superando a los valencianos en todos los terrenos, sin descentrarse pese a las lesiones de Siovas y Maffeo. En una situación tan delicada que suele afectar al sistema nervioso, el conjunto de Pacheta se sobrepuso a cualquier urgencia e impuso un guión interpretado con una redonda participación coral.
Mir hizo su partido dentro del partido. El delantero, que marcó los dos tantos para alcanzar las diez dianas e igualar al Chimy Ávila como máximo realizador del Huesca en Primera División, se iluminó sobre su inspiración personal y un par de asistencias prodigiosas. Ferreiro, uno de los centradores más notables de la categoría, le puso la primera diana en el pie, y Seoane, en un contragolpe, le filtró el balón por el pasillo por donde cabalgaba salvaje el punta. El primero fue de ariete oportunista y en el segundo picó el balón en carrera por encima de Aitor Fernández con gusto y sutileza, con un gesto genial. Mir es diferente y diferencial, pero en ese protagonismo estelar le secundaron sus compañeros, que lograron dejar por segunda jornada consecutiva la portería a cero y desplegaron un fútbol atractivo y serio.
El Levante, un equipo que jamás se da por rendido, no tuvo respuesta ni en lo individual ni en lo colectivo, subyugado por un colista mejor en todas las facetas, entablando una relación constante con la pelota como mejor herramienta para su plan. Javi Galán volvió a divertirse. El lateral-interior-extremo facilita las cosas cuando hay que tejer desde atrás. Progresa como decisión y un regate que va cambiando de velocidad y colores según despega y avanza, limpiando el campo de rivales como si esquivara conos. Su zurda, la más burlona del campeonato después de la de Messi, le hace mucho bien al Huesca. Aun así, fue la noche de Rafa Mir, un diablo que marca el camino de la salvación.
