Tener la oportunidad, o ganársela, de gobernar un partido con un resultado de 0-2 (o, lo que es lo mismo, dos tantos de distancia a favor a lo largo de un encuentro) te sitúa en un posición ganadora inmejorable. La tuvo el Real Zaragoza en Vallecas a la media hora de juego con un gol de Narváez y otro en propia puerta de Álvaro al intentar despejar un buen centro de Zapater que buscaba a Chavarría. Las estadísticas confirman que perder ese botín implica una enorme dificultad. En el caso del conjunto aragonés, para hallar un caso similar hay que remontarse al 7 de diciembre de 2003, en una visita al Sánchez Pizjuán. El conjunto que entrenaba por entonces Paco Flores se puso por delante del Sevilla de Caparrós con un gol de David Castedo en propia meta y otro de Villa desde el punto de penalti. Los andaluces remontaron con dos dianas de Podestá y otra de Antoñito. En Segunda división, solo se encuentra un precedente, el 28 de febrero de 1954. Samu, de pena máxima, y Rivas lanzaron a la victoria al Real Zaragoza, pero Estiragués, Maiques y Valls le dieron la vuelta al calcetín. Todavía empataría Parés, pero de nuevo Valls cerraría el partido con 4-3.
El Real Zaragoza no se dejaba remontar dos goles desde 2003
