El único gol de Drulic en Primera

Si ha habido un jugador maldito en la historia del Real Zaragoza, ese ha sido Goran Drulic. Fichado del Estrella Roja por 13 millones euros en 2001, hace 20 años, el delantero serbio venía con una tarjeta de presentación estupenda después de marcarle cuatro goles al Celta en la Copa de la UEFA y de formar en la selección de su páis con Milosevic y Kezman. Una fuerte amigdalitis nada más aterrizar en España fue el preludio de su desgracia. Apenas ocho días después de comenzar la pretemporada con su equipo en Huesca se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha, lo que le trajo a la memoria que ya se había roto los de su rodilla izquierda en un amistoso entre Estrella Roja y Real Madrid en 1999. Nunca el club aragonés había pagado es cantidad por un futbolista –una cifra con irregularidades que llevó a juicio funcionarios del Estrella Roja por fraude–, y a las primeras de cambio lo perdió para siempre. El delantero aseguró  que de aquel dinero no le llegó nada.

En sus cuatro campañas en el Real Zaragoza, Drulic apenas entró en el equipo como consecuencia de una serie interminable de lesiones, En la pretemporada de Segunda, estuvo otros dos meses y medio fuera por una lesión de cuádriceps. Volvió y me rompió el menisco subiéndose a caballo de un compañero… Sólo pudo firmar tres tantos en Liga, dos en Segunda contra el Levante y el Racing de Ferrol, y uno en Primera en la 2003-2004. Ese curso jugó un único encuentro de titular en la competición doméstica, frente al Málaga en La Romareda, y en ida en La Rosaleda logró el que considera su mejor tanto, que sólo sirvió para acortar distancias (2-1). Le quedó el consuelo de participar desde el inicio en todas las eliminatorias de la Copa (con dos dianas frente al Betis) menos en la final contra el Real Madrid en Montjuïc. Esa trofeo (y la Supercopa posterior) engalanan su triste y doloroso paso por el Real Zaragoza con la carga de aquellos 13 millones de euros que costó y que nunca vio.

Su gol en La Rosaleda se lo fabricaron entre Galletti, que había salido en el descanso por Iñaki Hurtado, y el propio Drulic, quien entró en el 62 por Soriano. En el minuto 87 empataron el encuentro al aprovechar una indecisión de la defensa local y la picardía del argentino. El Hueso robó, avanzó y miró a su derecha para asistir a su compañero, que batió por bajo a Arnau. La única diana en Primera de un jugador maldito como ninguno.

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