Jair y Peybernes, centrales de energía limpia

Frente a un rival que tuvo, durante algunos tramos de la primera parte, cerca del 80% de la posesión, la tentación de frenarlo a la brava suele ser una invitación bastante aceptada. Una de las claves de la victoria sobre el Mirandés, que rondó todo el frente de ataque con el balón como mejor aliado, fue la capacidad de contención de la defensa del Real Zaragoza, pero sobre todo de sus centrales, que resolvieron todas las amenazas interiores sin cometer una sola falta. Teniendo en cuenta que Peybernes debutaba, situación en la que se puede perder la concentración en algún momento por la falta de ritmo competitivo, y de la tradicional ímpetu no siempre medido de Jair, que tuvo que intervenir de forma constante y exigida y recibió una tarjeta por pérdida de tiempo, esa enérgica limpieza colaboró para erosionar la paciencia y la llegada del conjunto burgalés, eclipsado en los últimos metros. En la retaguardia, Vigaray cometió una falta y Nieto dos, lo que contribuyó a consolidar la firmeza en un partido enérgico que se resolvió con pulcra limpieza en esa parcela

El Real Zaragoza es el sexto equipo que menos infracciones de este tipo comete, 13,6 de media (ayer hizo 18) y el cuarto menos castigado con penaltis, tan solo un par. La mayor concentración de faltas se produjo en el centro del campo, con cuatro de Bermejo, tres de Chavarría, un par de Zapater y una de Eguaras. Dos de Alegría y una de Azón, Sanabria y Adrián completan un trabajo muy repartido y equilibrado en un encuentro en el que hubo que administrar la adrenalina de verse superado durante tanto tiempo. La labor y la sintonía de Peybernes y Jair en su primer examen sobre el mismo pupitre, además de la impagable aportación del francés con el gol de la victoria, levantó un muro insalvable para el Mirandés en un encuentro sin Francés, una baja que no hubo que lamentar.

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