«Un buen lanzador de penaltis no puede dudar»

Ander Garitano, exjugador del Real Zaragoza y del Athletic de Bilbao, es uno de los nueve mejores lanzadores de penaltis de la historia de la Liga española. Le preceden Cristiano Ronaldo, Messi, Hugo Sánchez, Koeman, Penev, Dani, Marañón y el también exzaragocista David Villa. El deriotarra se encuentra, además, en el top ten de los que mejor porcentaje tienen desde los once metros, en concreto el tercero con un 86.1% de acierto. Por delante, solo Villa (88,9%) y Koeman (88,2%) . Nueve de los 31 goles los consiguió con la camiseta del conjunto aragonés. El vasco, ahora director deportivo de la Asociación Deportiva Mérida, sigue con puntualidad y atención la evolución e involución del equipo donde militó seis temporadas, y está al corriente de las dos penas máximas que han errado Narváez y Alegría. El Real Zaragoza no está como para desperdiciar situaciones tan favorables con un tipo de disparo que últimamente se le niega con asiduidad: de los 31 últimos a favor ha fallado 15, casi la mitad. Desde Borja Iglesias a Luis Suárez pasando por Javi Ros o Kagawa, no ha habido alguien que muestre una firmeza redonda a la hora del disparo. «Aunque hay porteros con excelentes cualidades, en un penalti no marcado el culpable es quien se responsabiliza. Los más fáciles para un guardameta son los que van a media altura. Arriba o ajustados al palo, es muy complicado que los detengan».

«Si tienes un especialista, lo normal es que los tire él. Si no lo tienes, lo puede tirar cualquiera, y ese es el problema, que ocasiones los tira cualquiera», dice Garitano, quien indica que «un buen lanzador de penaltis no puede dudar. Lo más importante es tener confianza plena en tu golpeo. A veces, es normal, vas con dudas al balón porque enfrente hay magníficos porteros con velocidad y manos muy rápidas».  Ander señala que hay penaltis y penaltis, que en aquellos en los que te juegas mucho «es mejor ser inconsciente de la trascendencia que puede tener. Es recomendable dejar la mente en blanco, no darle muchas vueltas porque pierdes concentración y seguridad».

El exfutbolista subraya que cada especialista tiene su sello personal y que, en su caso, consistía «en tirar arriba y cruzado. Estabas obligado a cambiar porque los porteros, aunque no disponían de las bases de datos actuales, sí contaban con mucha información». Su ritual era sencillo: «Me subía las medias y me las ajustaba. Ponía la vestimenta en orden». Lo que nunca hizo ni recomendaría hacer es emular a Panenka. «En absoluto. Me parece que corres un riesgo y tu imagen también. Tienes poco o lo mismo que ganar y mucho que perder. Y luego está la imagen que queda de ti si no lo metes». El mejor, según su criterio, ha sido «Ronald Koeman. Era imposible detenerle un disparo. Tenía un pepino en la bota. Aunque supieras por dónde iba a ir, era imposible pararlo por el golpeo y la velocidad que imprimía. También David Villa lo hacía estupendo». Y de los antagonistas. «Buyo y Zubizarreta eran dos fenómenos. Uno por agilidad y el otro por sobriedad».

Aunque no era lo habitual, Garitano también falló. Rescata de la memoria el que más le duele. «Fue con el Real Zaragoza en la temporada que luchamos por el título de Liga con Chechu Rojo. Jugábamos en Mallorca y a los cinco minutos expulsaron a Juanmi. Luego también vio la roja Xavi Aguado y tuvimos que afrontar 35 minutos con 9. Había empatado yo de penalti y en el último minuto, en el 90, dispuse de otro para ganar. El tiro pegó en el larguero y el balón fue hasta la mitad del campo. Hubiesen sido dos puntos más que…», se lamenta todavía. Dos puntos más que le hubieran dado el subcampeonato al Real Zaragoza.

 

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