Jinetes en la tormenta

Nano Mesa ya había participado durante algunos minutos contra el Cartagena. Le pudo la adrenalina, la ansiedad por agradar. Es un futbolista revolucionado y revolucionario que tiene que medir sus revoluciones. Hizo faltas acelerado, sobreexcitado, colaborando a que los murcianos restaran minutos hacia la victoria con sus constantes infracciones. En Alcorcón formó parte de la caballería que lanzó Juan Ignacio Martínez en la segunda parte una vez perdida la infantería encabezada por Petrovic. Acostado un poco a la izquierda para que Narváez adelantara su posición, el tinerfeño se destapó como referencia para desmontar por todos los flancos a los tres centrales de Anquela. Sus rupturas y sus batallas en el cuerpo a cuerpo casi siempre ganadoras resultaron fundamentales. Una Nano Mesa porfiador lo mejoró todo, elevando la calidad ofensiva imprescindible para apuntar a la remontada, sobre todo con un ausente de inspiración todavía Álvaro Giménez que no justifica estar por delante de Iván Azón en los planes del entrenador.

El barril de pólvora que puso JIM en el segundo capítulo de Santo Domingo contenía otras agradables sorpresas. Sobre todo la de un Borja Sainz con más fútbol productivo en sus botas que Bermejo. El vizcaíno entró en la dinámica de Mesa, contagiado de combate y de control de la situación, punzante y brioso. La guinda la puso Valentín Vada al relevar a Álvaro Giménez. El argentino es el fichaje con mas lustre de los ocho. Se quedó en niño prodigio en Francia mientras los tribunales decidían si podía jugar o no y a qué edad hacerlo sin ficha de extranjero. A los 18, el Girondis pudo utilizarlo por fin. Tuvo poco más de un cuarto de hora en Alcorcón, pero en ese estrecho margen de tiempo contactó con el mensaje de los atacantes. Veloz en las decisiones, con un toque repleto de brillos… No es un goleador, pero Bellvís le regaló un balón en un mal despeje en el área y fusiló a Dani Jiménez en un debut ideal. Apuntaba el encuentro a funeral sin honor alguno y acabó con los jinetes de JIM provocando una tormenta que ni el entrenador imaginaba cuando pobló la pizarra de tiza e intenciones defensivas.

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