La revolución pacífica de JIM

Juan Ignacio Martínez recupera para el partido de Fuenlabrada (20.30) a Francés, Francho e Iván Azón tras su regreso del doble compromiso de los canteranos con la selección sub 21, obligación que implicó que se perdieran los encuentros contra Cartagena y Alcorcón. En Santo Domingo, con el marcador en contra, los que salieron desde el banquillo para ayudar a remontar lo hicieron con nota, con méritos suficientes para vestirse, al menos alguno de ellos, la casaca titular en el Fernando Torres. El técnico apostó por un once con Petrovic incrustado en un centro del campo imposible junto a Eguaras y Zapater y rectificó en el descanso renunciando al serbio, que no está ni para la citación, y pasando con éxito de un sistema ultraconservador a otro de extremo perfil ofensivo. Con todos esos argumentos, ¿qué hará JIM en esta ocasión? Dice que tiene una duda y que habrá algún cambio, pero que nadie espere una contestación revolucionaria de un entrenador reñido con alterar su orden natural de las cosas.

Su forma de trabajo sigue casi religiosamente una pauta pacifista en las alineaciones: si las cosas funcionan, ningún cambio, y si hay que hacerlo, que sea por extrama necesidad, es decir por muy bajo estado de forma de un futbolista o lesión. La entrega sin condiciones de la titularidad la temporada pasada a Alberto Zapater –que se está volviendo a repetir tras el enésimo fracaso con Igbekeme– quizás sea su su acto de mayor rebeldía desde que llegó a la dirección del equipo. El baile de los centrales con Francés, Peybernes y Jair; el paso de testigo de un Vigaray sin tono físico a Tejero… Sólo en el Carlos Tartiere se permitió un ligero desliz con Larrazabla en el once que le salió rana. Su tozudez primero con El Toro y después con Alegría como atacantes improductivas confirman que es un hombre de ideas fijas. Iván Azón conquistó su corazón para bien más por aclamación popular que por deseo propio. El último experimento con Petrovic, al que metió con calzador, la habrán frenado aún más en la tentación de giros imprevistos.

Las variaciones se ceñirán a la lógica. Francés volverá su posición por dos razones casi incuestionables: es uno de los mejores centrales de la categoría y Lluís López, que tuvo una actuación muy correcta en su debut frente al Cartagena pero en Alcorcón le permitió demasiado a Xisco. En el centro del campo Eguaras y Zapater son intocables a la espera del tercer hombre en el rombo, que debería ser Francho con mínimas opciones para Vada hasta que no carge las piernas con más kilómetros. La principal novedad es más que probable que se produzca en la parte derecha de la medular, con el infatigable Nano Mesa con casi todas las papeletas -Borja Sainz podría llegar algún número para el sorteo– para relevar al cada vez más nimio Bermejo. El fusil en ataque será de nuevo para Álvaro Giménez, quien todavía ni siquiera lo ha empuñado.

El encuentro, debido al mal comienzo endulzado con los tres puntos del Santo Domingo, no permite la más mínima concesión. El Fuenlabrada, además, conserva su propuesta física como gran motor de su fútbol y una pareja de delanteros en constante ebullición, Kanté y Zozulya mientras se pone a punto el argentino Soldano. Los fichajes de Konaté y Mbia le dotaran todavía de más musculo, pero frente al Real Zaragoza Oltra repetirá en el pivote con Diéguez, un central de toda la vida, y Cristóbal. Los madrileños manejan bien el balón parado, y para eso está Pedro León y un surtido de posibilidades en faltas y saques de esquina. El conjunto aragonés sacó petróleo de la libreta de Javi Suárez en el gol del empate que fabricaron Zapater y Eguaras. En el Fernando Torres, mucho de lo que ocurra llegará por ese camino tan trillado en Segunda, no por revolución alguna en el evangelio estoico y sereno de JIM.

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