Los 21.538

La Fundación con César Alierta a la cabeza queriendo abandonar el club ganando dinero con una venta ignominiosa e imposible; el equipo cada más descapitalizado y pobre deportivamente y, ahora, en puestos de descenso; un estadio que cualquier inspección sanitaria calificaría de tercermundista y cerraría a cal y canto; una directiva prehistórica con dinosaurios bien alimentados en los despachos; un trato irrespetuoso con la afición y ajeno a recompensas por fidelidad extrema; una ausencia constante de proyectos…

A pesar de todo, de nueve temporadas en Segunda y del gobierno oligárquico con ramalazos feudales de esta gloriosa institución, se han registrado 21.538 socios para este curso, una cifra lejana a los cerca de los 28.000 anterior a la pandemia pero superior a los 21.500 de su última campaña en Primera. Entender semejante lealtad a unos colores en estas circunstancias de posguerra, de una entidad colonizada por la mediocridad y el desapego de sus propietarios, sólo se puede explicar desde la herencia patriótica. Una resistencia enraizada en la historia y en la ilusión de las generaciones actuales por visitar un futuro idéntico al pasado.

El Real Zaragoza puede sentirse orgulloso de esos guerreros que, con tal de pertenecer, le escoltan sin condiciones y pagan con el sudor de su frente y de su corazón el sueldo de quienes les ningunean. Esto sólo se hace por amor.

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