Juanjo Narváez habla como juega, por libre. Se fallan ocasiones, «los porteros también paran. El fútbol es así». Le produce ansiedad personal llevar un solo gol con todo lo que ha tirado, «no hay por qué alarmarse. No le doy ninguna vuelta. No hay nadie más que yo que desee marcar. Llegarán». El aforo del los estadios ha sido ampliado al cien por cien, «contra el Oviedo tenemos una gran oportunidad. El año pasado nuestro punto de inflexión se produjo en La Romareda y este año tiene que ser igual. Si ganamos nos pondremos donde queremos. Cada equipo que pase por aquí tiene que sufrir». Finales a estas alturas. «El objetivo de este año tiene que ser subir y para mí cada encuentro es una final».
El colombiano se muestra impertérrito por la flojera atacante, la defensiva y la clasificación. Lo observa todo desde su particular atalaya y apunta que este equipo no se parece lo más mínimo al del curso anterior aunque haya empezado más mal que bien. «No hay que pensar en el año pasado. Fue una situación muy complicada. Este año es nuevo con nuevos jugadores. El equipo crea ocasiones. No hay comparación posible». Narváez dice que el público es consciente de esa mejora. «Es una alegría que ya no haya restricciones para venir al campo y lo recibimos con mucha alegría. El equipo está jugando bien y la gente lo está notando».
El sábado cumplirá 50 partidos con el equipo aragonés después de haber participado en todos desde que llegó. «Es un privilegio llegar a 50 partidos además con el tiempo que llevo. Me siento parte de esta gran familia», comenta el delantero, quien dice que la posibilidad de haber salido este verano hacia un equipo de Primera es un asunto que no le ocupa. «Cualquier futbolista quiere jugar en Primera, pero estoy encantado de haberme quedado aquí y de subir con el Real Zaragoza». Todo positivo
