En principio, una sociedad en ataque formada por Azón y Alegría puede producir cierto rechazo. Son dos delanteros con algunas prestaciones coincidentes, como por ejemplo el dominio del juego aéreo fuera y dentro del área y una tendencia a expresarse con mayor eficacia lo más cerca posible de la portería, lo que implicaría, a priori, que en algunas ocasiones, además sin estar trabajado, estarían próximos a converger en el mismo territorio. Juan Ignacio Martínez tampoco es muy amigo de alinear dos delanteros de tanta pureza ofensiva. El técnico siempre ha configurado el equipo con un único punta aunque, en situaciones límite y siempre en los últimos minutos, sí ha reunido a parejas de similar perfil. Ocurrió contra la Ponferradina con el Toro y Alegría. Antes se habían cruzado Azón con el propio Gabriel Fernández (en Cartagena, con el gol del empate del chaval, y en la derrota de Albacete) y Vuckic con el canterano (Lugo). Un recurso de urgencia que jamás se ha trasladado a la alineación por el momento.
El Real Zaragoza, ahora mismo, tiene localizado su gran problema en ataque. Solo marca Narváez, que parte de una zona exterior para ocupar espacios más centrados para sus remates. El Toro y Vuckic no saben lo que es celebrar un tanto, lo que sí ha hecho Azón. Todos esperan a Álex Alegría en las bodas Caná, y que el colombiano conserve intacta la inspiración. Pero esa sequía ofensiva tiene otras lecturas preocupantes que afectan directamente a la evidencia: la segunda línea, es decir los futbolistas que deberían aparecer como factor sorpresa, tampoco aportan nada, y, esto sí que es grave, no existe una asistente pese a que el discontinuo Sergio Bermejo haya interpretado ese papel sin haber ofrecido aún pase alguno finalizado en gol. Eguaras, en su nuevo rol de administrador en la primera planta del juego, lleva dos, y con una están Chavarría, Tejero, Zapater, Narváez y Nieto. La producción en esta faceta es muy deficitaria.
Dejarlo todo a lo que aporte Alegría resulta algo temerario. El extremeño va a encontrar serias dificultades en esa isla que le espera. Sin más ayuda que la de Narváez, quien por lo general va por libre y muy bien, y sin centros desde los costados para vivir permanentemente dentro del área y explotar sus mejores virtudes, como le exige JIM. Azón a su lado no es mala alternativa, aunque supondría el sacrificio de Bermejo, quien, por otra parte, ha dejado poca huella por falta de constancia y de liderazgo. Supondría cambiar algunos aspectos, el principal el de la transición por el centro, que quedaría a la exclusividad de los arranques de Francho como principal nexo de unión. Ahora bien, el ariete zaragozano es un futbolista capacitado para cometidos de cierta amplitud ofensiva por su constante movilidad y velocidad. Además, por su espíritu guerrero y agitador y su solvencia para prolongar balones aéreos, liberaría a Alegría de lo que le espera, una cárcel de severo aislamiento para la que no dispone de tantas llaves para escapar. Jugar con Azón y Alegría daría al Real Zaragoza otra forma, otra dirección quizás, pero sobre todo un armamento distinto donde todo lo que se ha probado ha acabado en fuegos artificiales.
Estoy de acuerdo. Pero ¿cómo se le hace ver al entrenador que Azón es mucho mejor que el Toro en todos los aspectos del juego?
Creo que lo sabe, y con el tiempo le pondrá por delante del uruguayo
Desde luego es una alternativa interesante para ciertos partidos o momentos, más que el empecinamiento con el Toro, cuyo problema claramente está en su cabeza fuera del campo y no se arregla con más sacos de minutos. O el empeño en Zanimachia sin explicarle y asegurar que entiende nociones básicas de fútbol que den sentido a sus cabalgadas hacia ninguna parte, con primeros toques de Primera y resoluciones de juzgado. ¿De verdad juegan por criterio técnico más que por no pagar penalización? Si Rai hubiera tenido la mitad de esas oportunidades…